Pasto de recopilatorios caseros filtrados a través de la blogosfera (como el que sin ir más lejos adjuntamos al final de esta entrada), este grupo de puros nerds originarios del norte de Londres difícilmente podrá tener una reivindicación a la altura de sus miras y capacidades, aunque ya se sabe que en un mundo tan endogámico, caprichoso y constreñido como es el de la secta del indie-pop cualquier día las benditas ocurrencias de Peter "Pengwyn" Williams y Jonathan "Staines" Lemon podrían ser tenidas en consideración, habida cuenta de que la cantera de grupos más o menos afines de la década de los ochenta –la que realmente importa y define- ya debe estar a estas alturas agotándose o perdiéndose en recuperaciones de formaciones tan insípidas y lineales como son normalmente los propios indies.
Mejor una pulida autodefinición del grupo antes que los vanos intentos de todo un estamento crítico: Jesus Couldn´t Drum (que existieron fehacientemente entre 1982 y 1988) son la conjugación entre la lírica transversal de Momus y las melodías y la travesura de They Might Be Giants. Pero no se vayan, aún hay más.
Algunos puntos en contra para tan añorada reparación: sus discos se contaron siempre en tiradas limitadas o muy limitadas –trabajaban el flexi, ese formato tan despreciado hoy en día por los sibaritas afectados- y vinieron siempre trufados por sketches en forma de tracks o hipotéticos jingles, jugando al despiste a base de bien y haciendo inviable una defensa como grupo de pop convencional estimado por canciones al uso de tres minutos. Fueron absolutos parias en su tierra –en su sello discográfico también: convivieron con rockers trasnochados y operarios del heavy-metal- y tuvieron que conformarse con un tímido interés por parte de aficionados de la Europa continental, principalmente transalpinos, entre quienes hallaron solaz para montar alguna que otra gira. Las portadas, entre lo bizarro y la querencia al feísmo, tampoco ayudaron nunca mucho a producir el flechazo.
Pero como suele pasar con Linnell y Flansburgh, género que tocaban, género en el que convencían. El tecno, ya sea en el plan oscuro de “Even roses have thorns”, en el robotizado de “Evening in July” o en el alocado de “Talking to the birds”, son buenas pruebas de semejante aseveración, así como el indie con sorpresa jazzy de “Seagull song”, la feltiana “Sistem dream”, la fanfarria sesentera de “Fireball XL-5” o, en general, lo mucho que sirvieron de anticipación en sus canciones al sonido del sobrevalorado sello Sarah Records. Y bastante de todo ello con The Monochrome Set como guías espirituales del invento. Sin olvidarnos de la lírica surrealista de, por ejemplo, “I am a train”, más cercana al Alfred Jarry sicalíptico que a otra cosa.
John Lemon, su intachable líder, acabó de mercenario para diferentes formaciones como los imprescindibles The Chrysanthemums, y hoy en día es un reputado dibujante que nunca rechazó oferta alguna de su amigo Alan Jenkins (Deep Freeze Mice, los propios The Chrysanthemums y un largo etcétera) para ilustrar portadas de proyectos tan sabrosos como The Creams, entre muchos otros.
Jesus Couldn´t Drum fue un grupo verdaderamente independiente, underground (como se decía entonces), que manejaba una gama de estilos que hoy a cualquier pseudo-moderno le puede sonar hasta a crossover. Divertidos y desprejuiciados, cultos e intuitivos, fueron una de las últimas muestras de resplandeciente ingenio inglés antes del disgusto que supuso la irrupción de aquella cosa del C-86 y esos grupos que lampaban alrededor de su musicassette.
Hemos desmenuzado el repertorio hasta seleccionar las canciones más discernibles y automáticas de JCD, dejando a un lado las inserciones e interludios más o menos congruentes que tanto gustaban de practicar, para entregarles un hipotético “The Best of” que debería hacer las delicias de grandes y pequeños, talibanes y ácratas. Play!.
http://www.4shared.com/rar/Vl_9dkUi/Jesus_Couldnt_Drum_-_Compilati.html