El rescate de este año, dentro del ámbito del jazz, no es ninguna fantasmada free con coartada avant-garde, sino un encantador compendio de las dos primeras grabaciones importantes del xilofonista, pianista y cantante belga Guy Cabay, acontecidas a finales de los años setenta del siglo pasado. Las características más destacadas de este artefacto, bautizado como "Cabaycédaire" son, por un lado, la inusitada fascinación por la música brasileña -de la que Cabay se enamoró irremediablemente ya en su juventud- y, por otro, la apuesta por interpretar en el idioma valón -lengua muy minoritaria en Bélgica en las últimas décadas- todas las piezas incluidas.
El resultado de la convivencia de las canciones más destacables de "Tot-A-Fêt Rote Cou-D'zeur Cou-D'zos" y "Li Tins, Lès-ôtes Èt On Pô D'mi" subyuga, empezando por el baroque pop afrancesado de "Li Sabat d'Sinte Mére l'Oto", con maneras de marching band en "Li Robaleû", siguiendo con las zambullidas en la bossa nova -"A m'vwèzène", "Pôve Tièsse"-, la nana -"Dji m'distoûrne di m'vôye"- o en el lado gainsbourgiano que, mayormente, domina el disco "Lins Tins". Cabay consigue que la declamación se mueva entre lo naif y lo granuloso (en esto último recuerda a algunos intérpretes de la era clásica de la poesía cantada polaca, que tanta influencia tuvieron igualmente de la chanson, del samba o del folk anglosajón) con absoluta naturalidad. Precisamente, al menos en lo que respecta a "Tot-A-Fêt", primero de los discos, es el lado más folk el que queda un tanto infrarrepresentado en "Cabaycédaire", al no incluir piezas igualmente exquisitas de aquel disco como "Obzèkes" o "Dji m'dimande".
"Cabaycédaire" ostenta, finalmente, unas notas elogiosas por parte de dos pesos pesados del pop francés como son Louis Philippe y Bertrand Burgalat (casi nada) que no dudan, como nosotros, en recomendar encarecidamente este bella indagación en la calidez del trópico por parte de un centroeuropeo apasionado por confrontar sus ascendencias sureñas.
Los discos originales, por cierto, y descartadas sus reediciones íntegras en formato físico, conocerán una revaluación completa en el digital. Se mire por donde se mire, pues, no hay excusa.