Convertida por muchos años en una gran dama de la canción europea, Mathilde Santing ha vertebrado la casi totalidad de su repertorio a base de criterio impoluto y ferviente que le ha llevado a integrar en sus grabaciones una nómina de compositores variopintos pero siempre meticulosamente elegidos como Elvis Costello, John Cale, Todd Rundgren o Roddy Frame entre otros, así como otros clásicos que sobre todo lo fueron en las voces de Sinatra, Nat King Cole o Ella Fitzgerald.
Pero hubo una sola vez en que esto no fue así y las aportaciones propias lograron completar un álbum que no es destacable tan sólo por esta particularidad, sino también por sus bondades y su inquebrantable validez. Escoltada por Dennis Duchhart, algo así como el “chico para todo” de la new wave holandesa –colaborador de tulipanes post-punk tan abrasivos como The Tapes o Minny Pops-, un más que competente y dúctil ensamblador de melodías e intuitivos arreglos, Santing casi debutó –éste es su segundo lp- con un disco que bebe tanto de las maneras del del jazz estandarizado como de la electrónica licuada del pop de los primeros ochenta. En definitiva, más cerca de la subsiguiente Anna Domino –que hubiera dado un brazo por acabar firmando un disco así- o Alison Statton que de Virna Lindt.
Mini-lp para más señas –ampliado un año después con tres canciones extra para la entonces novedosa edición en cd-, penetra solemne y sigilosa como una araña con “Too much”, bajo un discurso de ruptura, remotos recuerdos e intentos de sobreponerse, que tendrá en “Our days” –“Now we’ve been through all this trouble/there´s a chance our luck will doble”- un saludable remedio, en medio de un ritmo algo más pizpireto. Desoladora, “Turn your heart” subraya con aparente dejadez un estribillo suplicante –“Can you turn your heart like you turn your head?”-. El insinuado tempo tropical de “All the fun” suena grácil –¿no parecen hasta los coros cantar con una sonrisa?- y reivindica despejarse de los problemas del corazón y disfrutar de placeres eternos como volver escuchar a Brian Wilson o salir a comprar flores. Pero aun así, ¿es tan difícil elegir entre “Sweet nothings” y tristezas?. Eso parece, así que mejor no comprometerse a zurcir –otros- corazones rotos.
Para la planeadora “It may not alwas be so” y la traviesa “Maggie & Millie & Molly & May”, Mathilde cederá a los versos de E.E. Cummings, y en la propia “Water under the brigde” será la miniaturista pop Fay Lovsky, que por entonces andaba con inquietudes similares –ahí está su “Cinema” para corroborarlo-, la que refleje con palabras la pérdida y su imparable disolución. Aunque la última impresión se la reserve Mathilde en la lacónica “Boat trip”, que volverá para esconderla en la tela del mismo ácaro.
Una obra maestra perdida en una pedagógica trayectoria atiborrada de temas ajenos, como un bote aislado e insospechado mecido por una corriente tenaz y glotona.
http://rapidshare.com/files/6404992/Mathilde_Santing_-_Water.zip
5 comentarios:
no la conocía y tiene un pinta estupenda!
creo que me va a gustar
Olá!
Você poderia disponibilizar o disco "A Voz e o Encanto de Anna Lúcia" ?
Grato!
:)
Olá, Marcelo
Vou tentar. Um pouco de paciência.
Cumprimentos
https://rapidshare.com/files/485718866/Anna_L__cia_-_O_Encanto_E_A_Voz_De_Anna_L__cia__1961_.rar
Nossa! Sem palavras...
Muitíssimo grato!
:)
Publicar un comentario