“Todos
ven lo que pareces ser; pocos sientes lo que eres, y éstos no se atreven a
contradecir la opinión de la multitud, que tiene la majestad del Estado por
escudo” (Maquiavelo)
Escrito entre mediados de los años veinte y
mediados de los años treinta del siglo pasado (en todo el cogollo del auge del
fascismo italiano, del nazismo alemán y del comunismo de Estado), “La idea de
nación a través de la Historia” no es más que un –voluminoso- extracto de la
obra clave del libertario –anarquista sin etiquetas- Rudolf Rocker, “Nacionalismo
y cultura”. A continuación algunos axiomas incluidos en el mismo:
Del capítulo Religión
y política:
“Así como
en la religión Dios lo es todo y el hombre nada, en la política el Estado lo es
todo y el súbdito nada. Las dos máximas de la autoridad celeste y terrestre, el
“Yo soy el Señor, tu Dios” y el “Sed sumisos al gobierno”, emanan de la misma
fuente y están ligadas entre sí como hermanos siameses”
Del capítulo La
aparición del Estado nacional:
“Donde
aparece la voluntad de poder, se convierte la administración de los asuntos
públicos en una condición de dominio del hombre sobre el hombre; la comuna
adquiere la forma del Estado”
“Sería
absurdo suponer que los métodos del poder habrían de ser mejores que el
objetivo al que sirven”
“La masa
no es otra cosa que un pueblo sin raíces”
“Cuando
la ligazón social amenaza descomponerse, aparece la coacción para mantener con
la violencia lo que antes estaba ligado por el libre acuerdo y la
responsabilidad personal en la comunidad”
Del capítulo Las
doctrinas del contrato social:
“El
ateísmo, en el sentido usual, no está inspirado forzosamente por ideas de
liberación. Obra libertariamente tan solo cuando ha comprendido hasta lo más
profundo las conexiones íntimas entre religión y política, y no concede a los
dueños del poder terrenal mayor justificación que a la autoridad divina”
Del capítulo Liberalismo
y democracia:
“Peca la
democracia moderna por algo mecánico, tras cuyo engranaje desaparece el hombre
(…) lo ata primero para que adquiera el formato espiritual que requiere el
Estado”
(sobre la noción de voluntad general) “Todo proceso orgánico se suplanta por la
rutina de la máquina. La técnica política devora toda vida propia”
“El
hombre natural existía para él solo hasta la concertación del contrato social.
Todo lo que apareció desde entonces fue solo producto artificioso de la
sociedad convertida en Estado: el hombre político”
“La
actual desigualdad y las divergencias de clase son un continuo peligro para la
libertad del individuo y conducen ineludiblemente a una esclavización creciente
de las masas trabajadoras”
Del capítulo La
filosofía alemana y el Estado:
“Lo
verdaderamente revolucionario se muestra en los objetivos que el hombre
pretende, y no solo en los medios que emplea, que casi siempre dependen de las
circunstancias”
“El reino
de la Iglesia no es de este mundo (…) sus representantes solo están interesados
en hacer que sean venturosos los hombres después de su muerte”
“El
Estado no hizo más que traducir en lo político las tareas de la Iglesia,
persiguiendo el mismo objetivo que esta: la esclavización del hombre ante el
yugo de un poder superior”
“El
Estado produce huero adiestramiento instructivo, extirpación de los
sentimientos naturales, estrechamiento del panorama espiritual, destrucción de
las cualidades más profundas del carácter humano. El Estado puede producir
súbditos o –como los llama Fichte- ciudadanos, pero no puede formar nunca
hombres libres, que tomen la dirección de sus propios asuntos, pues el
pensamiento independiente es el mayor peligro que debe temer. Ha elevado la
instrucción nacional al grado de un culto formal.”
¿Existe
un Estado que dude de si tiene o no el derecho de forzar a sus súbditos a
servicios de guerra?”
“La
reacción no es otra cosa que paralización de acuerdo con un principio”
Del capítulo La
democracia y el Estado nacional:
“Un pueblo
es el resultado natural de las alianzas sociales (…) pero una nación no es
nunca más que la consecuencia artificiosa de las aspiraciones políticas de
dominio, como el nacionalismo no ha sido nunca otra cosa que la religión
política del Estado moderno”
“Un
pueblo es siempre una comunidad bastante restringida (…); una nación, una serie
de pueblos y de grupos étnicos distintos, comprimidos por medios más o menos
violentos en los cuadros de una forma estatal común (….) separados en su origen
por su procedencia y su idioma, y soldados por la fuerza de una nación, solo
por intereses dinásticos, económicos o políticos”
“La
llamada conciencia nacional no es innata en el hombre, sino suscitada en él por
la educación; es una noción religiosa: se es francés, alemán o italiano como se
es católico, protestante o judío”
Del capítulo Romanticismo
y nacionalismo:
“Es la
“conciencia nacional” la que devora los tiernos capullos del verdadero
sentimiento del terruño, pues pretende nivelar todas las impresiones que recibe
el hombre a través de la inagotable multiformidad de la tierra nativa y
canalizarlas en un molde determinado. Tal es el resultado inevitable de
aquellas aspiraciones mecánicas de unidad, que realmente solo son las
aspiraciones del Estado nacional.”
“La
llamada “conciencia nacional” no es otra cosa que una creencia propagada por
consideraciones políticas de dominio, creencia que ha sucedido al fanatismo
religioso de los siglos pasados y se ha convertido hoy en el mayor obstáculo
para todo desenvolvimiento cultural”
“El amor
estatalmente prescrito hacia la nación [es] un sucedáneo elaborado en
la retórica”
Del capítulo El
socialismo y el Estado:
“Un nuevo
orden económico en el sentido del socialismo también requiere una nueva forma
de organización política para desarrollarse libremente (…) nada de común con el
actual sistema estatal.”
“Aparecieron
los actuales partidos obreros (…) se habló solo de la conquista del poder
político y se entró así completamente en el cauce de la sociedad capitalista”
“El que
cree poder suplantar la libertad de la personalidad por la igualdad de los
intereses y de la posesión no ha comprendido en modo alguno la esencia del
socialismo”
“Es un
absurdo hablar de un socialismo libertario y de un socialismo autoritario: ¡el
socialismo será libre o no será socialismo!”
Del capítulo El
nacionalismo como religión política:
(sobre el movimiento fascista) “brutalidad de sus métodos, gregarismo implacable, que no respeta
ninguna opinión precisamente porque [su ideología] no tenía ninguna opinión propia que defender. Lo que le había faltado
hasta aquí al Estado para ser una prisión acabada se lo ha proporcionado con
exceso la dictadura fascista”
(sobre Gentile, filósofo fascista) “sostenía que los valores del arte, de la
religión y de la filosofía se convirtiesen en propiedad del Estado. Solamente
entonces podría ser considerado el Estado como la forma suprema del espíritu
humano, que no se apoya en el individuo, sino en la voluntad general y eterna,
en la generalidad suprema. (…) Si para Hegel [el Estado] era únicamente el ‘Dios en la tierra’,
Gentile quería situarlo en el puesto de Dios único y eterno, que no tolera
ningún otro Dios”
“El
nacionalismo moderno no es más que voluntad del Estado a todo precio, completa
supresión del ser humano en holocausto a la finalidades superiores del poder”
“La ciega
creencia de que la dictadura nacional puede realizar milagros debe sustituir en
el hombre el amor al hogar nativo y al sentido de la cultura espiritual de su
tiempo; el amor a los semejantes debe quedar aplastado ante la ‘grandeza del
Estado’, al cual los individuos han de servir de pasto.”
“No es la
necesidad de libertad lo que ha atomizado a la sociedad y suscitado en el
hombre instintos asociales, sino la irritante desigualdad de las condiciones
económicas; y ante todo el Estado, que alimentó al gran capitalismo y destruyó
de esa manera, como un cáncer purulento, el delicado tejido celular de las
relaciones sociales (…). Si el instinto social no fuera una necesidad natural
del hombre (…) tampoco el Estado habría sido capaz de agrupar a los seres
humanos en una asociación más estrecha. Pues no se crea una comunidad reuniendo
violentamente elementos que se repugnan.”
“Lo mismo
que en toda religión revelada el individuo está designado para obtener para sí
mismo el prometido reino de los cielos, sin preocuparse mayormente de la
redención de los demás, pues tiene bastante que hacer con la propia, así
intenta también el hombre, dentro del Estado, acomodarse lo mejor que puede,
sin romperse demasiado la cabeza sobre el modo como lo harán o dejarán de
hacerlo los demás. Es el Estado el que destruye radicalmente el sentimiento
social de los hombres, presentándose en todos los asuntos como mediador e
intentando reducirlos a la misma norma, que para sus representantes es la
medida de todas las cosas. Cuanto más fácilmente puede convertirse el Estado en
el amo que decide sobre las necesidades personales de sus ciudadanos; cuanto
más honda e implacablemente penetra en su vida individual y desprecia sus
derechos privados, tanto más victoriosamente sofoca en ellos el sentimiento de
solidaridad social; tanto más fácilmente consigue disolver la sociedad en sus
partes diversas y acoplarlas como accesorios muertos al engranaje de la máquina
política”
“El ‘Dios
lo quiere’ de los cruzados no suscitaría ya un eco en Europa; pero hay todavía
millones de hombres que están dispuestos a todo si la Nación lo quiere”
“El
hombre político de nuestros días se muestra hostilmente ante el que no es más
que hombre como frente al que hace siglos era proscrito por el dogmatismo
eclesiástico”
“Nación:
egoísmo organizado de minorías privilegiadas, oculto tras la credulidad de las
grandes masas”
“Se habla
de intereses nacionales, de capital nacional, de mercados nacionales, de honor
nacional y de espíritu nacional; pero se olvida que detrás de todo solo están
los intereses egoístas de políticos sedientos de poder y de comerciantes
deseosos de botín, para quienes la nación es un medio cómodo que disimula a los
ojos del mundo su codicia personal y sus intrigas políticas. El movimiento
insospechado de industrialismo capitalista ha fomentado la posibilidad de
sugestión nacional colectiva hasta un grado que antes no se hubiera siquiera
soñado. En las grandes ciudades actuales y en los centros de la actividad
industrial viven millones de seres estrechamente prensados, privados de su vida
personal, adiestrados sin cesar moral y espiritualmente (…) en un sentido que
les hace perder su personalidad. En los establecimientos de la gran industria
capitalista el trabajo se ha vuelto inerte y automático y ha perdido para el
individuo el carácter de la alegría creadora. Al convertirse en vacío sin fin
de sí mismo ha rebajado al hombre a la categoría de eterno galeote y lo ha
privado de lo más valioso: la alegría interior por la obra creada, el impulso
creador de la personalidad. El individuo se siente solo como un elemento
insignificante de un grandioso mecanismo, en cuya monotonía desaparece toda
nota personal”
“Es más
débil en el hombre de hoy la necesidad de libertad, que es sustituida en muchos
casos por la necesidad de seguridad económica”
“Todo ser
humano es jefe o subalterno, o ambas cosas simultáneamente. Por ese medio ha
sido fortalecido el espíritu de la dependencia”
“El afán
de un dictador no es un signo de fortaleza, sino una prueba de inconsistencia
interior y de debilidad”