viernes, 19 de enero de 2024

Zounds, "The Curse of Zounds" (1981, reed. 1993)

 




La segunda oleada del classic punk británico vino marcada tanto por una mayor concienciación ideológica como por una necesidad imperiosa de autogestionarse una trayectoria discográfica y de actuaciones al margen del showbiz imperante, tan castrador como de costumbre con propuestas que cuestionaran con firmeza el status quo. Atrás quedaban la ambigüedad sexpistoliana y la impostura reformista de cara a la galería tan típica de formaciones como The Clash.

La irrupción de Crass sobre 1979 y su fichaje con Small Records hacen que esta compañía empiece a notar en sus carnes la presión gubernamental a través de sus mercenarios con porra, que vigilan a cara de perro sus instalaciones con la amenaza de boicotear las producciones a las que Small va dando salida. El anarco-punk ha tomado carta de naturaleza, y al grupo de Essex no le queda más remedio que liberar de las coacciones al sello, autoeditarse y, de paso, contemplar la posibilidad de ayudar a otras formaciones a publicar sus canciones: nace a su vez Crass Records -fundada por el batería y chamán Penny Rimbaud-, hogar en algún momento de nombres como Poison Girls, The Mob o nuestros protagonistas: Zounds.




Realmente la vinculación de Zounds con Crass Records se reduce a un single, pero de importancia incuestionable y que abre la compilación que hoy tratamos: "Can't Cheat Karma", seguida del combo "War" y "Subvert". La primera, con sus escarceos casi ska-pop (como "Subvert") y sus cambios de intensidad es por derecho propio el primer clásico de los de Steve Lake. "War" (remozada luego para el primer álbum), de mensaje elemental pero desgraciadamente más vivo que nunca, advierte sobre el contexto de militarización y paranoia criminal que, en 2024, está tan presente como en el momento de escribirla. "Subvert" llama al sabotaje desde dentro del sistema, a la desestabilización en las entrañas de la lógica empleador-empleado (explotador-explotado).

Mejor aún es el siguiente single, "Demystification/Great White Hunter", su debut con la independiente Rough Trade, con la pretensión de himno pop heredada de los Buzzcocks, sobre todo en el primero de los cortes. Este da paso a lo que es propiamente "The Curse of Zounds", con portada en la que unos bomberos parecen tratar de extinguir un incendio en el palacio de Westminster. Hay que abrir en este caso el libreto del cd para corroborar que se trata de todo lo contrario, ya que el vehículo de estos trabajadores públicos no contiene agua, sino que es un camión cisterna repleto de gasolina.






"The Curse of Zounds" contiene cortes como "Fear", "Loads of Noise" o "Did the Jump", mucho más claustrofóbicos y sinuosos que los anteriores, pero aferrados a sus intrínsecos planteamientos libertarios y pacifistas. El tono melódico de "Demystification" vuelve a hacer acto de presencia en "Little Bit More", y "Mr. Disney" (contra la idiotización proyectada por la marca del susodicho) apuesta por los ritmos entrecortados del post-punk a la manera de Gang of Four.

Posteriormente, ya fuera del lp propiamente dicho, grabaron un "Dancing" que sorprende hasta cierto punto con el empleo de sintetizadores minimal y algo de vocación cold-wave. Por el otro lado, "True Love" es new wave en estado puro, así como "More Trouble" -vía power pop- y "Knife", incluidas en el siguiente sencillo. Ambos artefactos dan la medida de cuáles podrían haber sido los siguientes pasos del grupo (de resultados igualmente notables, por otra parte, en "Not Me", una de las inéditas que se encuentran al final del compacto).




Pasos que nunca llegaron a suceder, o que tardaron lo suyo. Zounds se disuelven poco después y, tras varios proyectos posteriores -The World Service, la carrera en solitario de Lake, Blyth Power- el retorno en 2011 con "The Redemption of Zounds", un trabajo bastante digno rubricado con impronta de punk tabernario y sus siempre afiladas e irreprochables letras en primer plano: la confrontación que no cesa.

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