Antena,
su grupo previo, y el único disco de entonces -el mini-lp “Camino del Sol” (1982)-,
fueron la continuidad lógica del “Colossal Youth” de Young Marble Giants:
compartía el mismo espíritu minimalista, en apariencia despreocupado o
indolente, pero marcadamente situacionista en cuestión de presupuestos, tanto
logísticos como sonoros. Fueron aquellos, con el advenimiento de la bossa-nova
deconstruida y la imberbe electrónica -y no Weekend o The Gist-, los que
mantuvieron el espíritu de Statton y compañía, aunque igualmente sólo por unos
cuantos meses.
Si
YMG reinterpretaban el cancionero más envenenadamente naíf de The Velvet
Underground y de paso inauguraban el indie de baja fidelidad tal y como lo
conocemos actualmente, Antena directamente, y más de una década antes de
aparecer, inventarían la indietrónica, ese insustancial cajón de sastre al que
se apuntan generalmente los abúlicos amiguetes de las revistas y webs de
tendencias al uso. En el caso de Antena, sin embargo, esa misma flema suena
desde entonces siempre atractiva, inesperada y, por tanto, nada dogmática,
aunque en este último caso sea únicamente por la tenacidad con que la propia Isabelle
Powaga, ya una vez en solitario, se ha desprendido de prejuicios relacionados
con lo biempensante de la independencia y el supuesto espíritu alternativo.
Le
costó lo suyo debutar con su nombre. “En Cavale” no salió hasta 1986, cuando
debía haberlo hecho por lo menos dos años antes. Problemas y malentendidos con
su discográfica de entonces la hicieron congelar un proyecto que fue entonces
tachado de “anti-comercial”: estamos hablando de un disco –y, por extensión,
una carrera futura- orientado hacia el easy-listening, el jazz vocal y la
bossa, algo al parecer muy violento para la mentalidad de la discográfica por
la que había fichado, Mercury. De “En Cavale” sobre todo destacaba, en medio de
una colección quizá un tanto rígida y formalista “Sois Pop”, un turgente y eufórico
rompepistas de la época.
“Hoping
For Love” es una cosa muy distinta. Una serie de canciones bastante inspiradas
donde las melodías-gancho y las instrumenciones adecuadas logran dar con un
conjunto como pocas veces ha sido capaz de alcanzar posteriormente, acaparando
de paso su faceta como compositora en toda su extensión. Basémonos en la edición
alemana del disco, porque hay unas cuantas diferentes donde difieren órdenes,
extras y supresiones. Comienza con la arrulladora “Little Fish From The
Southern Sea”, que contiene todos los mejores recursos de los maestros brasileños.
“Naughty Naughty”, con ese toque a los primeros Material, “Laying On The Sofa”
en plan Chic o “Sweet Boy” y “Don’t Think About It” (que podría haber formado
parte ese mismo año del “It’s Better To Travel” de Swing Out Sister), en la línea
de Shakatak, abanderan el perfil más funk del disco, que para nada ha quedado
anticuado, sino simplemente poco practicable por los nuevos valores de la última
música de baile, sobre todo en el plano polifónico, con un músculo más que
consistente y nada irritante.
“Carriage
Blind” es una maravilla que, en base a unos pocos arreglos (principalmente ese
harpa que acecha), ennoblece y da lustre al concepto de chamber folk, sección
ensoñadores. “Quand Le Jazz Entre En Lice” que apuesta por las escobillas y un
pizpireto piano, “I Will Jam” o “Toutes Les Etolles De Tunisie” más cinematográficas,
conforman la vena más decididamente jazzy. El sophisti-pop tiene en “Des
Calins, Des Caresses” uno de sus máximos puntales. “Òtra Bebera” (en un castellano 'sui géneris') cierra
corrigiendo y perfeccionando el concepto electro-samba de Antena con otra melodía
inolvidable y seductora.
Sensual
e impuro, sugestivo y perezoso: como debe ser siempre el mejor pop. “Hoping For
Love” es el disco más rotundo de toda su discografía, Antena mediante. Y olvídate
de los problemas mientras dura. Un regalo infinito para los sentidos.
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