Segundo hito de la sudafricana Alice Phoebe Lou en su itinerario sonoro, esta vez acompañada por el teclista de origen israelí Ziv Yamin en lo que es el debut del proyecto al que están ambos prácticamente consagrados desde 2020 y que tiene su centro de operaciones en Berlín. ¿Y cuál fue el primer hito?: sin lugar a dudas la segunda grabación en solitario de Lou, "Paper Castles" (autoeditado, 2019), un disco que si bien se escapó de mi radar en aquel año (ya me gustaría estar a todo), en los últimos meses ha supuesto una revelación y el perfecto acompañamiento a este "strongboi" que, pese a que parece estar pasando bastante desapercibido, ya se ha colocado como uno de los imprescindibles del presente año para quien esto suscribe.
"Paper Castles" conectaba como ningún otro de su discografía con la penúltima camada retro que (re)busca(ba) en las sonoridades de los años cincuenta -tanto las de crooner pop-rocker como en las exóticas-, actualizadas siempre bajo el dictado indie lo-fi. No en vano una de sus piezas más destacadas se llamaba "Nostalgia". Un disco que, como reflejaba acertadamente su portada, se entregaba a la contemplación extasiada del Universo para tratar de extraer sentimientos íntimos.
La canción titular también surcaba otros mundos posibles para coquetear con cierto smooth soul trendy, lo que entronca por la vía directa con "strongboi".
El zumbido adherente de "fool around" es el inmejorable arranque del binomio Lou-Yamin y donde Alice ya deja entrever que vuelve a una expresividad rebosante y autoplacentera que no desprendía desde el citado "Paper Castles". Repite ronroneo instrumental "meilia (haziz remix)", siendo de esas contadas veces donde empezar por el estribillo se antoja más que apropiado. En "ugi" o "flame" no puedo sino acordarme del lustroso pop sintetizado de Video Age, con ese pellizco de funk ora blanqueado ora perezoso, según cada caso. Cierra "butter", que certifica tras las seis canciones previas el estado de gracia del dúo, combinando el reposado y selvático rasgueo folk con el soft-pop setentero en un señorial cambio de ritmo que solo puede saber a gloria.
No puedo dejar de recomendar encarecidamente también los primeros adelantos de la pareja, agrupados hace un par de años en un 10'' igualmente reconstituyente: la propia "Strongboi" (con rapeado y r&b tropical ochentas incluidos), una canción tan hermosamente evocadora como "Honey Thighs", y una nocturna "Tuff Girl" en la onda de Sade Adu.
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