miércoles, 6 de mayo de 2009

Cocoanut Groove



A pesar de no ser experto en la materia, creo que dentro de la superpoblada clientela indie de Suecia y alrededores, las canciones de Olov Antonsson serán recordadas con el tiempo como unas de las más destacadas dentro del aluvión de propuestas que han llegado de aquellas latitudes en los últimos tiempos.

Olov es un fino estilista, lo que vulgarmente se conoce como un artesano de la melodía y los arreglos en su estricto punto de cocción. “Madeleine Street”, su primer largo, así lo certifica. Una exquisita y concisa colección de diapositivas donde se puede tocar el atardecer y respirar la melancólica plenitud de otro tiempo. En una estudiada combinación de piezas más impetuosas junto con otras más delicadas e intimistas, se pueden discernir con claridad las fuentes de las que se ha nutrido el autor de “Walking to Madeleine Street”, o al menos las que a mi más me sugieren. En las del primer tipo se aprecia la influencia del pop de los sesenta, el que hizo de Love o The Zombies paradigmas del barroquismo y la melodía edulcorada hasta límites insospechados, según el caso. En la segunda vertiente también podría citar escritores de canciones folk de aquella década, pero (y es aquí donde la conjunción astral hace de la propuesta de Cocoanut Groove un regalo más inesperado de lo normal) también amantes de la filigrana melódica de otra década, en este caso la de los ochenta: la orfebrería de Paddy McAloon o la cadencia pastoral de un Stephen Duffy.

El resultado final es definitivo: ni sobra ni falta nada. Todo son proteínas para el corazón, una obra concienzudamente inspirada que no atiende a imposiciones del momento y sus caprichos puntuales. Uno de esos discos más allá del tiempo y la sinergia que se han impuesto (re)crear belleza contra viento y marea. Algo así como aquel disco de Fantastic Something en los ochenta, alejado de todo e involuntariamente tan cercano a nosotros. La silenciosa revolución de la nostalgia hacia un pulso atemporal que se quedará siempre sobre nuestras cabezas.

El próximo viernes 8 de Mayo en La Pequeña Betty, dentro de la serie de delicatessen de Pacific Street.

1 comentario:

Gatto999 dijo...

Great !...

Ciao from Italy
:)