miércoles, 1 de marzo de 2023

Lincoln Barr, "Forfeit the Prize" (2022)

 




Cuando mi amigo Miguel (Pacific Street, Hop Hop Hurrah) me habló hace unas cuantas semanas de este disco, acababa de publicarse en este blog mi lista de los mejores discos del año pasado, selección en la que hubiera formado parte "Forfeit the Prize" sin ningún problema. No obstante, sirva esta reseña para hacer constar en acta el valor de este álbum precioso escrito e interpretado con meticulosidad y refinamiento.

Lincoln Barr es un músico de Carolina del Sur que tiene ya en su haber tres discos en solitario: "Trembling Frames" (2017), "Cruel Dream: Music From & Inspired By 'The Past is Never Dead'" (2019) y el que abandera esta entrada. "Cruel Dream", como su subtítulo indica, está a la vez basado e interpretado sobre el documental "The Past is Never Dead", que contaba el hecho real de un condenado en Estados Unidos, sin pruebas de ningún tipo y al que, a pesar de  la confesión años después del verdadero culpable se le mantuvo en prisión injustamente durante un total de 18 años. El documental permanece inédito en las plataformas europeas de streaming y la música en sí es más experimental de lo que acostumbra Barr. Antes de "Trembling Frames" lideró el trío Red Jacket Mine, un combo de formato power-trio con claras reminiscencias tanto del pop-rock de guitarras de los noventa como del country más o menos alternativo (pienso, escuchando su debut "Hello, Old Cloud" de 2007, en el Elvis Costello más imbuido en su particular visión de la americana). Sea como sea, a pesar de no sentirme especialmente atraído por las canciones de Red Jacket Mine, es interesante observar ya en aquella etapa el cuidado por las melodías de voz de Lincoln Barr, característica que alcanzará su mejor y máxima expresión en "Forfeit the Prize".






El disco, publicado el pasado octubre, se abre con "A Miracle of Sorts", bajo un pulido manto de jazz que ya da a las mil maravillas el tono confesional, nocturno y delicado -pero sólido- que se va a desarrollar en el resto ("I feared myself the victim of an impractical joke/it's an onerous business"). Los Style Council de "Café Blue" o los Everything But the Girl y los Aztec Camera de la misma época parecen aflorar de alguna manera entre armonías lo suficientemente intrincadas como para funcionar con aplomo entre arreglos orquestales de fábula. Es pop romántico con un rico empleo de la metáfora y del espacio (sobre esto último de mucho sirvió su experiencia en "Cruel Dream") al que ya se aplicó Barr en "Trembling Frames" pero sin la claridad compositiva que se aprecia en "Forteit". "The Vicissitudes of Art" (título que debería hacer las delicias de Momus) le emparenta por ejemplo con el último Paddy McAloon y casi cierra un trabajo que suena imperecedero y a todas luces irresistible.

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