sábado, 16 de diciembre de 2023

Alice Phoebe Lou, "Shelter"

   




Mentiría si no reconociera que me costó entrar en este último trabajo en solitario de la cantante sudafricana: es lo que tiene ser eclipsado -"Shelter" y prácticamente el resto de álbumes publicados este año- por su propio proyecto paralelo Strongboi, mi ojito derecho de largo.

La cuestión es que su concierto en Madrid a finales del mes pasado, donde Alice tocó varias muestras de este material reciente me dio muy buenas sensaciones -normalmente no suelo equivocarme demasiado: cuando escucho en directo canciones que no conozco mucho, o en absoluto, según sean las vibraciones en el momento eso luego se ratifica a favor o en contra, según sea el caso, escuchándolo tranquilamente en casa-, muy buenas sensaciones a pesar de los inconvenientes de última hora: un acceso de fiebre de Lou que no consiguió doblegarla, consiguiendo la artista y su grupo de acompañamiento redondear una velada formidable. Además de talentosa, es toda una profesional.

"Shelter", ya una vez replanteados mis prejuicios someros, muestra una aguda y constante basculación entre folk americano -una muy ligera pátina de country se adivina en su adn-  y el bombeo flemático típico de la emotividad crooner, siendo este último aspecto el más proclive al arrebato personal, el que transmite mayor química, a mi juicio, en el oyente potencial.






El aire indefectiblemente mercurial y aterciopelado de "Angel", "Open My Door" o "Shine" (como Judee Sill en modo Burt Bacharach) se va intercalando con el sonido indie-yatch de "Shelter" que tan bien maneja Alice Phoebe Lou sola o en formato dúo. "Lately" -en la delgada línea que separa el soft-pop del influjo de Nashville- incide en la vena más compungida del asunto, al igual que "Hammer", siendo esta última la que se destapa a mi modo de sentir como la más sobrecogedora del conjunto. 

"Don't listen to the laws that make you feel small/(...) let's heave before you're leavin'" canta en la bucólica "My Girl", cerrando a modo de desnuda pero enérgica insubordinación feminista. 

Aunque no llegue al nivel de plenitud de "Paper Castles", lo último de Alice Matthew sigue creciendo a cada escucha.

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