De lenta pero resistente y cada vez más expresiva puede calificarse la evolución de los australianos Stefan Blair y Liam Parsons al frente de Good Morning. De los inicios con altas expectativas de sus dos primeros eps, "Shawcross" (2014) y "Glory" (2016) -sobre todo el primero de ellos- hasta llegar a este "Good Morning Seven", en el que se hacen por méritos propios con un hueco entre lo más granado del presente año han pasado, a lo tonto, diez años.
Más allá de las irradiaciones de Pavement o Mac DeMarco que se entreveían en sus entregas iniciales de bedroom-pop ratonero (y que tampoco han perdido del todo: escuchen "Diane Said"), el séptimo -y doble- que es el que nos ocupa hoy gana a todos los anteriores en destreza, detallismo y arrojo. Y, conviene recordar, en tiempos donde doblar de largo en minutaje lo que un oyente actual es capaz de escuchar a lo sumo del tirón y salir con un elevado tanto por ciento del repertorio convertido en oro no es en absoluto desdeñable.
Es a la altura de "Monster of the Week" donde ya nos damos cuenta de que estos chicos van más en serio que nunca. Se trata de un vigorizante medio tiempo que aúna lirismo de backstage con efluvios del sol insidioso de la Costa Oeste. En general hay un espacio generoso para pianos con acordes en caída -"As The Dogs Were Playing", "The Worm Turns"-, para exaltaciones contenidas a lo The Hidden Cameras -"Dog Years", "Real I'm Told"-, para un folk entre boydiano y wilsoniano -"Queen Of Comedy", "Jelly Legs", "Dogs On The Beach"- y un pop preciosista muy a la sombra de Jens Lekman -"The Lake", "Just In Time"- que antes apenas se podía intuir. Y para darle el plus definitivo de distinción incorporan soul de satén -"One Night", "Excalibur", "The Fear!"- que convalida el afán por escribir con ambición más allá de los estrechos márgenes del indie de rigor -aunque en la extraordinaria "Excalibur" recurran, además, al asidero de los Velvet Underground apacibles del tercer disco-.
Good Morning, sea como sea, se han hecho mayores y más valientes: esperemos que, de ahora en adelante, en lo segundo no se echen atrás. De lo primero no se puede librar ni el más pintado.