Escuchando la trayectoria previa a este "Bubblegum", que se trata del álbum de debut de la irlandesa Jessica Smyth, podemos deducir que el momento más arduo de la pandemia de 202o supuso para ella (como para cualquiera) no solamente un punto de inflexión vital, social y ontológico, sino que en su caso particular otro de consideración a nivel musical. Bregada anteriormente en el hip-hop de bajo presupuesto -lleva sacando canciones como Biig Piig desde 2016- a través sobre todo de la serie de tres eps que editó entre 2018 y 2019 ("Big Fan of the Sesh", "A World Without Snooze" y "No Place for Patience"). Fue en el cuarto, llamado "The Sky Is Bleeding" -lanzado cuando se empezaba a despejar el horizonte con la vacunación del Covid-19 ya en marcha- cuando se acercó a presupuestos más armónicos, más pop. Algo que en "Bubblegum" (Sony) se confirma y multiplica con excelentes resultados.
Este es un disco perfecto de 2023: tiene 7 canciones (¿para qué más?, tu capacidad de concentración, ya lo suficientemente mermada con tanta oferta, con tanto estímulo, lo agradecerá) que apenas suman dieciocho minutos -la canción más larga dura 2:55-, así que se evita el relleno o las intros engañosas que no van a ninguna parte y solo hacen perder el tiempo.
Además, Smyth -admirada por, entre otros, Billie Eilish o Metronomy- ha blindado el minimalismo del que siempre ha hecho gala también en este disco, con lo que no tenemos que sortear arreglos plúmbeos y demás parafernalia urbana residual. Así, piezas como "Liquorice" o "In the Dark" van al meollo del asunto y se alinean con el fragor pop de estrellas tiktokeras de gran efectividad tipo Benee. "Kerosene" recuerda poderosamente al groove de Dee-Lite. "Ghosting", a ritmo de balada trap, reserva unos pocos versos en castellano (Jessica vivió en España durante toda su niñez), algo que hace con frecuencia desde siempre -ahí estaban "Cuenta lo", "Vete" o "Perdida", previas al lp-. No obstante, la canción más destacada y redonda es "This Is What They Meant": estribillo ultrasexy que puede recordar en su aparente recato tanto a Sally Shapiro como a los Tennis más electro.
Una referencia, en definitiva, totalmente fresca, manejable e infecciosa. Perfecta para los tiempos que corren.