En el maremágnum actual de oportunismo a ultranza, cele(b)ridad y overbooking de productos inanes, discos como "Brûlèe", que exigen pararse a escucharlos deteniéndose en cada detalle y en cada pausa, corren el riesgo de pasar totalmente inadvertidos, como si fuesen cualquier otra cosa aleatoria.
Cabane es la aventura unipersonal del belga Thomas Jean Henri Van Cottom (nombre completo real), músico curtido en la escena de su país ya sea como ejecutor -Venus, Soy un Caballo- o como productor -Stromae-. En su último proyecto ha hecho valer los buenos contactos para rodearse de una nómina envidiable para acicalar sus canciones: Sam Genders de Tunng o Kate Stables (This is the Kit) -la segunda presta su voz tanto en este disco como en el anterior, "Grande es la Maison", de 2020- , siendo Sean O’Hagan -Microdisney, The High Llamas- el arreglista estrella que ha dotado de la sensibilidad adecuada todas las piezas. En "Grande", recordamos, fue Bonnie Prince Billy quien aportó su plañidero registro.
El resultado de "Brûlèe" es exquisito, y su inhabitual planteamiento -muy alejado de lo comercial para rendirse a lo meramente artístico- me ha hecho ver en él un espíritu muy cercano a "1969", el disco colectivo de 2022 coordinado por Connor Seidel, o a determinadas propuestas "fantasma" de la última etapa del sello Siesta. En el caso de "Brûlèe", donde el folk de cámara de orfebrería fina fija sus cimientos, el atractivo reside en maridar los tonos vocales casi contrapuestos de Stables y Genders y salir más que airoso de la emoción propuesta. El de Genders, más nasal, sobre todo en "Today" parece emparentarse con la solemnidad de un Alan Sparhawk cuando entona ese "my love" comatoso. El de Stables, más desabridamente twee, armoniza más con el talante ambiental de "Ilot (Pt. 1)" y el casi final de película que es "All We Could Do".
Los sintes, aunque jueguen a colarse sorpresivamente en plan espontáneo en "In Parallel", ayudan después muy mucho a crear una pulcra y sutil tensión orgánica en "Dead Song Pt.1" o "Italian Mysteries". "Tout Ira Bien", para finalizar a modo de sucinta coda, remite a la brisa californiana de finales de los años sesenta y nos deja flotando con el alma llena de consuelo.
El disco-tesoro del año.