miércoles, 30 de abril de 2025

Polo & Pan, "22:22"

 




Paul Armand-Delille (a.k.a. Polocorp) y Alex Pan son otro dúo parisino -como Pépite, que fueron destacados aquí el año pasado, y con los que Delille al menos compartió remezcla al comienzo de ambas carreras- ideal para finolis de ayer y de hoy (la portada que nos ocupa lleva implícita toda la intención). El revulsivo de este tercer disco de Polo & Pan -y que ha permitido inyectarle un gran cromatismo, ausente en anteriores grabaciones- ha sido contar con una ambiciosa plantilla de colaboradores, y de lo más variopinta.

Desde luego los más mediáticos son Metronomy, que acatan "Disco Nap" como el inexcusable hit estratégicamente situado en las primeras posiciones del tracklist: para bailar con irresistible dejadez. El quinteto femenino de procedencia cosmopolita y vocación multidisciplinar I.M. Yoni se reserva un exuberante y chic "Nenuphar" entre decorosas cuerdas y teclados planeadores y un espanglish deliciosamente trivial. Para cerrar la triada sobre la que se sustenta "22:22" los franceses recurren a Beth Dido de Gossip, que en "Petite Etoile" imprime al comienzo de la canción una inflexión de hechicera soul (blanco) que ya quisiera para sí Alison Moyet, suavizándose después y dejando un regusto a chanson electrónica de lo más penetrante. Otro hipotético single (mejor que "The Mirror", que sí lo ha sido, y que no pasa de funcionar como un aceptable y genérico disco-dance) sería "Bluetopia", cuya gestión vocal corre a cargo de los debutantes Kids Return -también galos-, un definido medio tiempo que flota entre beats relajantes, como tratando de enmascarar lo intrínsecamente petardo del concepto.




La vena más balearic y más a priori discreta -aun y con todo muy habitual en ellos- se va a cortes como "Pareidolies" o "A Different Side of Us", y un poco en la misma senda, pero con intención más folk estarían "22:23" -que me la imagino insertada con total naturalidad en el disco de 1969 Collective- y "Summer is Almost Over" (esta última cuasi italo). Y podríamos considerar más space age pop las que abren y cierran el disco: "The Piano & the Violin" (más cerca de Ammakasie Noka que de Raymond Scott) y "La Nuit", con un vehemente Arthur Teboul en clave kleinkunst postmoderno.

Huelga decir que va a ser un disco ineludible para nosotros este verano. Un título que, afortunadamente, no va a estar en ninguno de los listados de la crítica petulante y oportunista que nos hastía cada fin de año con sus rankings caprichosos. "22:22", pese a cierta irregularidad, será el oasis donde nos verán imbuidos cuando ya no pare de apretar el calor, al pie de cualquier piscina o playa mientras saboreamos un cóctel imposible. Si se animan nos vemos mismamente ahí.

viernes, 11 de abril de 2025

Eiko Ishibashi, "Antigone"

 



El mito de Antígona, además de enmarcarse hoy dentro de la reivindicación feminista más palpitante, se resignifica como reinterpretación de los valores más íntimos e irrenunciables del individuo en un contexto social, como indicaba el filósofo heleno Castoriadis, sustentado en significaciones imaginarias bajo el a menudo trampantojo potestativo del consenso (adquirido normalmente entre élites). Esto es: además de servir como gasolina para la autoafirmación ética, también funciona como ejemplo de rebelión e inconformismo ante una legalidad tantas veces exasperante, estúpida y (pese a lo que suele parecer) inaceptable.

Con esta excusa conceptual la artista japonesa Eiko Ishibashi, que dio sus primeros pasos allá por finales de los noventa en formaciones de progresivo incandescente como Mong Hang o Panicsmile, y que ha desarrollado una carrera posterior abrumadora a base de colaboraciones dispares, bandas sonoras y demás experimentación intensiva, con esta excusa conceptual -sazonada en textos y reverberaciones- Ishibashi ha terminado de perfilar un lado pop (o, si se quiere, menos especulativo a nivel sonoro) con el que fue trufando de vez en cuando su trayectoria en discos como "Imitation of Life" (2012), "Car and Freezer" (2014) o "The Dream My Bones Dream" (2018), menos conseguidos que el que aquí nos ocupa. Un "Antigone" donde, entre otros, vuelve a colaborar determinantemente su pareja Jim O' Rourke, otro todoterreno drone-pop como Ishibashi.





Si en aquellos trabajos de la pasada década la referencia sobre la que más echar mano sería Akiko Yano (por el lado vivaracho de esta), en "Antigone" pasa a ser Taeko Ohnuki, sobre todo la parte de la producción de la segunda a partir de los últimos ochenta, donde aquel blues futurista y ceremonial se hace ahora carne de manera similar en cortes de Ishibashi como "October" o "Mona Lisa". La más radiable de las ocho, "Coma", se insufla a sí misma una velocidad fervorosa cuando llega el estribillo dando paso a "Trial", que va del nu jazz al post-pop evitando con maestría las previsibles estridencias y cambios de ritmo degenerativos.

Por una senda más escorada a la canción de cuna líquida se desenvuelve "Nothing As", que recuerda tanto a los primeros trabajos de Dip in the Pool (¡en cuántas cosas parece percibirse su inconsciente influjo!), con "Continuous Contiguous" adoptando los tonos agrisados y esa atmósfera de albufera lunar del diseño interior del disco. 

Para el final, la sublimación art-pop se sustenta en los más de ocho minutos de "The Model", sin perder de vista el intrínseco carácter cinematográfico de la nipona, y el cierre total, con la canción que da título al álbum, se convierte en la pieza decisiva del proyecto, tan compleja como estremecedora. De un tímido piano preparatorio va subiendo a continuación en intensidad, potencia abisal y giros armónicos, conformando un melodramatismo de muchísimos quilates.

Como bien anuncia su carátula: el disco más insondable de lo que llevamos de 2025. Una auténtica sacudida emocional.

jueves, 3 de abril de 2025

Vaudou Game, "Fintou"

 



El togolés Peter Solo prescinde esta vez de la máscara de antílope, habitual en los ritos de vudú de su tierra natal, en la carátula de "Fintou", quinto disco del sexteto con sede en Lyon que lidera este electrizante chamán desde hace más de una década, y que hasta ahora venía conformándose como su seña de identidad estética y ceremonial. Sin perder la pulsión incandescente y nervuda devenida de las maneras y tempos de James Brown, Solo (quien es frecuentemente comparado con el Padrino del Funk) y su equipo apuestan más que nunca en "Fintou" por condimentar sus vivaces trallazos con arreglos electrónicos (algo) más contemporáneos, otorgando a su propuesta un almíbar granuloso absolutamente irresistible.




La concisión rítmica y melopéyica está más conseguida que nunca. No hay pasajes residuales ni ostentación virtuosa gratuita. El afrobeat adquiere por tanto aquí su foto más nítida al ahondar en la expresión más esencial del género. Adicionalmente, en "Râler" o "Tu Sauras" incorporan momentos de una afectividad sabiamente intercalada. En la primera, por si había dudas, la cantante hispano-inglesa de jazz-fusión Clara Serra López añade un sentido lamento con aroma a cumbia. En la segunda Vaudou Game se hacen acompañar de sus protegidos Lomevio, originarios de Lomé. Termina con el hechizante zumbido  de sinte de "Plus de Café" y esos recios coros de las Nana Benz du Togo -que participan, dicho sea de paso, en todo el disco-, dando las consabidas respuestas a las diatribas del evangelizador.

Perfecto engranaje para un festín ilimitado, repleto de mensajes ecologistas y muy críticos con este mundo despiadado de rentabilidades especulativas e infame culto a la producción.

miércoles, 2 de abril de 2025

Hitomitoi, "Telepa Telepa"

 



Jack Tatum, más allá de su discutible carrera como Wild Nothing, últimamente convierte en oro todo lo que toca, ya sea produciendo o componiendo e interpretando a medias en los discos de otros artistas. Después de dar con la tecla tras los mandos del fabuloso "Daydreamer" de Molly Burch, o de participar en una de las canciones más destacadas del "Vampire in Beverly Hills" de Eyedress, protagoniza ahora el hit por antonomasia de 2025 -aunque ya apareció como adelanto en los estertores del 24-: "Like a First Kiss", a dúo con Hitomitoi, en lo que supone el regreso de la cantante japonesa con "Telepa Telepa" después de ocho años de silencio, solo interrumpidos por su participación en la banda sonora del drama televisivo "Talio" junto a Ruysenkei.

Sí, abandonen la esperanza de encontrar una canción tan redonda y explosiva este año a la altura de "Like a First Kiss". Va a ser harto difícil igualar o superar esta bomba. Es tal su capacidad de contagio y entusiasmo que indefectiblemente el resto del álbum tenía que venir muy marcado por su potencial premium. Pero por mucho que destaque dicha canción -además situada al inicio de "Telepa Telepa", la continuación natural del excelente "Ecstasy" de 2017- por mucho que destaque con respecto al resto, cometeríamos un grave error si minusvaloráramos alegremente las demás.




"Blue Déjà Vu", la segunda, está arreglada por DJ Dorian, que insufla a la canción esa pegada house con melaza shibuya-kei -acuérdense de los Pizzicato Five más electrónicos- que aquel ya desplegara en su "Midori" de 2013. "Wave of You", más calmada, romántica y chillout, está compuesta junto a Kengo Kakudate de los neo-psicodélicos Yogee New Waves, con guitarra arabesca y baleárica incluida. La prospección city pop de "Before You Go" -emulando con absoluta fidelidad el sonido de la primera mitad de los ochenta- tiene aquí como aliados a los californianos Retros, incidiendo en la vena smouth soul de aquel estilo musical nipón. Más músculo y brotes de sonido philadelphia aporta "Lost City", con Miyuki Kudo a.k.a. Chocoholic, conformando una de las más sugestivas y valiosas piezas del conjunto. "Hamon Baby Boy" forma quizá la única pareja concomitante del disco junto a "Wave of You", y tiene en el tokiota y miembro de cero Shohei Takagi un partenaire más que solvente. La contribución más escorada hacia el latin-dance (e incluso italo) cierra la obra con la colaboración con el dúo mexicano Juanpalitoschinos en "Contigo", combinando frases en japonés y castellano, quizá con intención por parte de Hitomitoi -al menos eso se intuye- de abrirse a un mercado hispano hasta hace bien poco casi virgen para las intenciones de los artistas de j-pop.

"Telepa Telepa" a priori parece que se queda en poca cosa, quizá llevados por su corta duración, pero no para de acumular sorpresas, matices y hallazgos: crece y se asienta de maravilla en nuestro background con cada escucha. Un gustazo.


martes, 1 de abril de 2025

Gumshoes, "Bugs Forever"

 



Esta tenía que haber sido la primera entrada del año del blog. De hecho, la canción "Little Things" fue la que inauguró mi lista de Spotify de 2025 allá por la Noche de Reyes, pero el motivo del retraso en escribirla se ha debido a una inicial reticencia a repetir artistas en mis reseñas, reticencia que procedo a anular provisionalmente. Y es que la ocasión merece saltarse la norma autoimpuesta ya que "Bugs Forever", el cuarto disco del artista británico Sam Sparks bajo el sobrenombre de Gumshoes -el despertador de la temporada por segundo año consecutivo- sigue siendo, a fecha de hoy, el mejor del año para quien esto suscribe junto con el "Teatro" de Marianne Mirage.

"Bugs Forever", lo primero que demuestra es que "Cacophony" (2024) no fue una casualidad, un mero acierto aleatorio. Sparks ha decidido acertadamente dar continuidad al estilo de pop sarcástico y travieso de la anterior entrega, y reincidir en el estilo selecto a la hora de componer y arreglar, con el talento para confeccionar sugestivas rodajas de fibrosa canción atemporal otra vez de su parte. Con todo ello se ha convertido por derecho propio en la realidad más preclara del pop independiente de nuestros días.






Por si fuera poco, además persiste en regar con destreza un concepto hilarante para el conjunto de las canciones. En este caso es una especie de distopía (según se mire: para muchos podría tratarse de una maravillosa utopía) sobre un apocalipsis donde los insectos sean los que controlen y decidan el futuro del planeta, dando su versión de los hechos. También puede verse como una metáfora sobre la situación actual, sin tener que ir a algo muy futurible: el gusanismo en el que estamos inmersos.

El sello absolutamente british del proyecto está más presente que nunca (si cabe), pudiendo rastrear a modo de especulación las huellas de The Band of Holy Joy -"Cockroach Song"-, The Colourfield -en la citada "Little Things"-, The Beautiful South -"The Floor is Yours"- o Hefner -"Paradise is Green"- entre sus acordes. Una estilización y una exuberancia instrumental -entre lo burlesco y cierto aire lánguido- que consiguen una vez más hacernos casi olvidar, gracias a su intuición y muy buen hacer técnico, que estas creaciones están grabadas y editadas en un estudio casero.

Baila la catástrofe hasta el último aliento, canta a voz en grito el derrumbe de la civilización. Y recuerda: de una u otra manera siempre ocurre lo mismo.