sábado, 9 de agosto de 2025

Jun Miyake, "Stolen from Strangers" (2007)

 




El pianista, trompetista y compositor kiotense Jun Miyake lleva desde los años ochenta publicando discos que van de lo hasta cierto punto insólito en la hibridación de estilos de lo más dispar al muzak ilustrado. De sus primeras colecciones con títulos tan explícitos como "June Night Love" (1983) o "Especially Sexy" (1984), que iban del jazz normativo al city pop pasando por el smooth-funk tipo Shakatak, Miyake ha hecho de la exploración desprejuiciada -pero con sumo gusto- su principal filosofía.

Igual que en "Tokoshie no Tenohira/Love you Tokyo" de 1988, por ejemplo, absorbía con solvencia los preceptos heterodoxos de los primeros trabajos de la Yellow Magic Orchestra mezclando humor con electrónica, o espíritu de jingle con experimentos dislocados, Miyake dedicaba toda una grabación a su amor por la samba y la bossa nova en "Innocent Bossa in the Mirror" (2002), donde se hacía acompañar de figuras tanto de dentro como de fuera de Brasil, siempre asociadas al viraje iconoclasta de dichos estilos, como Vinícius Cantuária o Arto Lindsay.

Con ambos, precisamente, volvió a laborar en el más que notable "Stolen from Strangers". Mientras Cantuária se ciñe a tocar percusión y alguna guitarra, el ex-DNA aparece acreditado a la voz en cuatro de los doce cortes, inaugurando la serie con "Alviverde", que parece extraída de cualquiera de sus mejores trabajos ("Mundo Civilizado", "O Corpo Sutil" o "Noon Chill") gracias precisamente a esa percusión de fondo, a la habitual voz apocada de Arto y los breves latigazos de este con la distorsión de la guitarra, tan característicos. Más oscura y bolerística es "O Fim", como una excusa para ilustrar una pieza de teatro alternativo. Y con similar compostura prosigue "The Here and After", como envuelta en tinieblas de algodón, aquí con Lisa Papineau al micrófono.




En "Abandon Sight" Miyake va tras los también nocturnos pasos de Stan Getz o Chet Baker, y el paso no se le detiene en "Le Voyageur Solitarie" o en "Le Mec Dans Un Train", especies de opereta-chanson de aire dipsómano y con los galos Arthur H y Sanseverino respectivamente en el apartado de la entonación. En este punto de la escucha certificamos que las transiciones entre unos estilos y otros se desenvuelven con total naturalidad, ayudándonos a mantener en todo momento la atención y el disfrute. Es Satoshi Murakawa quien cierra este exquisito viaje con "Niji Wa Tohku", que transpira un débito sincero y emocionado por Nino Rota.

Con razón este es el disco más recomendado para entrar en el mundo de Jun Miyake (gracias, M.). Tiene mucho de lo que más me gusta y todo está perfectamente guionizado.

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