Supongo que, como en el reciente caso de Blood Orange, era cuestión de tiempo que un disco de los músicos canadienses Joseph Shabason y Nicholas Krgovich, que llevan colaborando estrechamente entre ellos y con otros artistas más o menos desde la pandemia, asomara por valioso en nuestras costas de Samoa. Lo mismo se puede decir de la tercera pata de esta puntual asociación: el dúo Tenniscoats, de alguna manera una pequeña institución dentro del pop de vanguardia japonés, y también muy dados al montaje de artefactos en compañía de otros (Pastels, Jad Fair).
"Wao" surge espontáneamente a raíz de una gira de los dos primeros por Japón, donde terminan haciendo tan buenas migas con los tokiotas -que cumplieron la doble función de banda de acompañamiento y teloneros- que en muy poco tiempo dan forma a esta abstraída grabación donde Shabason aporta el componente más ambient, Krgovich el más sophisti-pop y Tenniscoats el indie.
Se abre con la rítmicamente slowcore "Departed Bird", y rápidamente te das cuenta de que el ambiente de improvisación e intuición entre todas las partes va a tener las trazas de marchar como sobre una balsa placentera, que permita detener la vista y hacer fluir el alma a cada ponderado impulso. "A Fish Called Wanda", más allá de la alusión cinematográfica, parte inteligentemente de una melodía muy sencilla, casi pueril, para transformarse después en una con progresión jazzística de más calado, combinándose ambas con gracia en toda su duración.
"Shioya Collection" se apoya en un dream-pop muy distinguido, también con la aleación de voz femenina y masculina sujetando el conjunto. "Our Detour", con su exiguo planteamiento, se apoya instrumentalmente y a nivel de dicción en un hipotético territorio Momus de pop electrónico de mesa camilla. "At Guggenheim House" o "Look Look Look" entroncan con el lounge deconstruido de los The Aluminum Group más especulativos, y el tratamiento más folk se reserva para "Ode to Jos'" y la excelente versión del "Lose my Breath" de My Bloody Valentine que hace por terminar un disco que, en contra de la regla preestablecida para este tipo de experimentos que suelen moverse entre lo fútil y lo meramente caprichoso, merece y mucho la pena.
Sustanciosa quedada.
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