martes, 19 de noviembre de 2013

Isabelle Antena, “Hoping For Love” (1987)





Antena, su grupo previo, y el único disco de entonces -el mini-lp “Camino del Sol” (1982)-, fueron la continuidad lógica del “Colossal Youth” de Young Marble Giants: compartía el mismo espíritu minimalista, en apariencia despreocupado o indolente, pero marcadamente situacionista en cuestión de presupuestos, tanto logísticos como sonoros. Fueron aquellos, con el advenimiento de la bossa-nova deconstruida y la imberbe electrónica -y no Weekend o The Gist-, los que mantuvieron el espíritu de Statton y compañía, aunque igualmente sólo por unos cuantos meses.

Si YMG reinterpretaban el cancionero más envenenadamente naíf de The Velvet Underground y de paso inauguraban el indie de baja fidelidad tal y como lo conocemos actualmente, Antena directamente, y más de una década antes de aparecer, inventarían la indietrónica, ese insustancial cajón de sastre al que se apuntan generalmente los abúlicos amiguetes de las revistas y webs de tendencias al uso. En el caso de Antena, sin embargo, esa misma flema suena desde entonces siempre atractiva, inesperada y, por tanto, nada dogmática, aunque en este último caso sea únicamente por la tenacidad con que la propia Isabelle Powaga, ya una vez en solitario, se ha desprendido de prejuicios relacionados con lo biempensante de la independencia y el supuesto espíritu alternativo.




Le costó lo suyo debutar con su nombre. “En Cavale” no salió hasta 1986, cuando debía haberlo hecho por lo menos dos años antes. Problemas y malentendidos con su discográfica de entonces la hicieron congelar un proyecto que fue entonces tachado de “anti-comercial”: estamos hablando de un disco –y, por extensión, una carrera futura- orientado hacia el easy-listening, el jazz vocal y la bossa, algo al parecer muy violento para la mentalidad de la discográfica por la que había fichado, Mercury. De “En Cavale” sobre todo destacaba, en medio de una colección quizá un tanto rígida y formalista “Sois Pop”, un turgente y eufórico rompepistas de la época.

“Hoping For Love” es una cosa muy distinta. Una serie de canciones bastante inspiradas donde las melodías-gancho y las instrumenciones adecuadas logran dar con un conjunto como pocas veces ha sido capaz de alcanzar posteriormente, acaparando de paso su faceta como compositora en toda su extensión. Basémonos en la edición alemana del disco, porque hay unas cuantas diferentes donde difieren órdenes, extras y supresiones. Comienza con la arrulladora “Little Fish From The Southern Sea”, que contiene todos los mejores recursos de los maestros brasileños. “Naughty Naughty”, con ese toque a los primeros Material, “Laying On The Sofa” en plan Chic o “Sweet Boy” y “Don’t Think About It” (que podría haber formado parte ese mismo año del “It’s Better To Travel” de Swing Out Sister), en la línea de Shakatak, abanderan el perfil más funk del disco, que para nada ha quedado anticuado, sino simplemente poco practicable por los nuevos valores de la última música de baile, sobre todo en el plano polifónico, con un músculo más que consistente y nada irritante.




“Carriage Blind” es una maravilla que, en base a unos pocos arreglos (principalmente ese harpa que acecha), ennoblece y da lustre al concepto de chamber folk, sección ensoñadores. “Quand Le Jazz Entre En Lice” que apuesta por las escobillas y un pizpireto piano, “I Will Jam” o “Toutes Les Etolles De Tunisie” más cinematográficas, conforman la vena más decididamente jazzy. El sophisti-pop tiene en “Des Calins, Des Caresses” uno de sus máximos puntales. “Òtra Bebera” (en un castellano 'sui géneris') cierra corrigiendo y perfeccionando el concepto electro-samba de Antena con otra melodía inolvidable y seductora.


Sensual e impuro, sugestivo y perezoso: como debe ser siempre el mejor pop. “Hoping For Love” es el disco más rotundo de toda su discografía, Antena mediante. Y olvídate de los problemas mientras dura. Un regalo infinito para los sentidos.

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