viernes, 5 de agosto de 2016

Discos imprescindibles del pop japonés (V)





EDDIE MARCON – “Aoi Ashioto” (Zasshoku, 2005)

El nombre de este grupo de folk psicodélico preciosista está tomado del nombre de su cantante (Eddie Corman, la principal compositora) y su bajista (Jules Marcon). El incluir instrumentos como el saxo, el clarinete o la caja de música le da una riqueza, complejidad y profundidad a su repertorio indudable. Este es su disco de debut, y el más dulce y pastoral de toda su discografía, acostumbrada a los giros más o menos inesperados pero siempre presta a buscar una salmodia sostenida y reconocible, que es lo importante. Entre Priscilla Ahn, Linda Perhacs y el primer ep de How to Count Planets, “Aois Ashioto” tiene recovecos insondables y la complejidad justa para no estar hablando del típico producto experimental vacuo y/o cargante.








AI ASO – “Chamomile Pool” (Pedal, 2007)

Abonada a los registros en directo (atesora ya dos ‘live’), lo de Ai Aso es puro sentido comatoso de la canción pop, en la línea de Galaxie 500 (la conexión podemos rastrearla en “Land”, co-escrita junto a Michio Kurihara, colaborador de Damon & Naomi), The Velvet Underground o Seam (“Alon”). Como suele ser habitual en estos casos, es imprescindible jugar con el binomio silencio/tensión, y la Aso sabe manejar perfectamente dicha combinación.
Nanas siderales, ajustados brotes noise, espacios apenas esbozados, inasequibles (como ejemplifica la propia portada) pero tremendamente sugerentes, leves apoyos con cajas de ritmos... “Chamomile Poop” es, si no me equivoco, su último trabajo en estudio y el más accesible, y se puede encontrar en una edición especial junto con su debut, “Lavender Edition”.







ICHIKO AOBA – “Kamisori Otome” (Sinonome Recordings, 2010)

Virtuosa de las seis cuerdas, la desarmante belleza de sus composiciones nos puede invitar a viajar al Brasil de sus cantautores en los años sesenta o al folk ácido anglosajón de la misma época. Apadrinada ni más ni menos que por gente como Taeko Ohnuki, Ryuichi Sakamoto (como pianista), Haruomi Hosono o Cornelius, que han requerido sus servicios para sus propias producciones fascinados por el innegable talento de la de Urayasu. Como Ai Aso, es adicta a los discos en directo –acumula ya cuatro- donde puede transmitir sin ambages todo su delicado sentido de la nostalgia y la tragedia, mecida por una corriente de arrullos cautivadores. “Kamisori Otome” (osea, “Razor Maiden”) fue su primer disco, el más inusitadamente místico y perfecto que compusiera con 18 años.







NEGICCO – “Melody Palette” (T-Palette, 2013)

Una de las últimas sensaciones dentro del fenómeno teen nipón (tan importante a lo largo de la historia, como hemos podido observar en toda esta serie) es este trío de Niigata, al oeste de Japón, que lleva publicando singles desde 2003. Nao, Megu y Kaede mezclan todo tipo de influencias para la pista de baile con absoluta desenvoltura, logrando una concatenación de dianas pop deslumbrante. Y, desde luego, lo hacen con muchísima más efectividad y exuberancia que “rivales” como Perfume (las de Hiroshima, no los del britpop).

Canciones PERFECTAS de innegable aroma shibuya (“Anata to Pop With You!”), con arreglos soul en la línea del “Shout To The Top” de The Style Council (“Aidoru bakkari kikanai de”, “Negative Girls!”), Barry White vía Lisa Stansfield (“Imishin Kamo Dakedo”), Stock, Aitken & Waterman (“Koi no EXPRESS TRAIN”), rap melódico (“Natashia”, “Sweet Soul Neggi” y, en general, un delicioso dejà vu de los sonidos de finales de los ochenta y principios de los noventa.





 


KOTO – “Platonic Planet” (Nat, 2015)

La alternativa a las anfetaminas o la cocaína es este disco imparable, frenético y eufórico que no deja prácticamente respiro a lo largo de sus ocho piezas y que está compuesto en su totalidad por el miembro de Recoride Kissa Sasaki.

Koto (no confundir en ningún momento con el histórico grupo de italo-disco) es el último ídolo de masas en el país del sol naciente que tritura literalmente todas las influencias que se pongan a su paso: Bis, shibuya-kei, el hi-energy de los ochenta, rap y mil cosas más a ritmo endiablado pero ultrapegadizo, descarado y sideral. Todo a lo que (te) recuerde resulta a su lado inofensivo frente a este torbellino, este meteorito de insultante potencia. Casi imposible destacar una canción sobre el resto: su único álbum hasta el momento es la obra maestra del hardcore-speed-pop. Fuck k-pop!



2 comentarios:

Anónimo dijo...

catching up late here but thanks so much for these japanese pop pearls you have written about on your blog,have found great music i didn t know existed,shibuya kei and pizzicato five is all i know. Best wishes from sweden, Calle

Edgar Ducasse dijo...

Hi, Calle. I'm very glad that my reviews have been helpful to you. Thanks for comment.