Puede parecer, en una primera escucha de estos 'años-luz', que poco ha cambiado en casa de los parisinos Thomas Darmon y Édouard Perrin -dúo contemporáneo, para situarnos, de los ahora mismo declinantes Papooz- con respecto a su bautismo discográfico -y álbum antecesor- "Virages" de 2019. Pero si encauzamos mejor los captadores de ondas sonoras notamos un refinamiento aún mayor que entonces. Menos granulado que el primero -las guitarras de Perrin están más atenuadas, yo creo que afortunadamente-, este "Les Années Lumière" apuesta con decisión por la tecnofilia más amable y abstraída. Queda claro desde la inicial "Nénuphar", con esa levedad chill out -sustanciosa, eso sí- que debería ser antídoto contra esos hilos musicales en restaurantes chic o esforzados resorts que nos anestesian con instrumentales en serie o rutinarias versiones bossa de cualquier one hit wonder -o no- de tiempos pretéritos. "L'été" casa más con el satén procesado de Electronic o los Pet Shop Boys, y "Qu'est ce que j'y peux" se escora hacia un reggae-pop casi como hecho por japoneses -por esa instrumentación tan almibarada y sintética- que ya habían practicado Pèpite en el "Zizanie" del debut, aunque entonces de manera un pelín más cruda.
Esas tres canciones suponen un atractivo arranque que nos habla de las diferentes posibilidades de un verano abierto a todo tipo de especulaciones. Después, la canción que da título al disco o "Facile" apuestan por el baladismo nostálgico tan propio de los galos. "Silence" recupera la excitación de la pista de baile y recoge -aquí con simulaciones orquestales circunspectas- el aún persistente influjo post-disco-funk de "Get Lucky". "Cavalier", "Aspirine" y "À l'époque" son, por otro lado, momentos reservados para una determinante introspección, poniendo los dos últimos el broche de oro a un disco cuqui donde los haya.
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