Este jovenzuelo de apenas 23 años, que ya va por el sexto álbum, ha tenido su mayor momento de resonancia hasta la fecha con "Better Days", del año pasado, cuya portada remitía estéticamente a algunas de The Divine Comedy o John Howard, y que se coló entre las revelaciones de dicha temporada. A saber: estilo puramente british, como de universitario en Oxford que aspira indefectiblemente a las maneras de gentleman resabiado.
En el plano estrictamente musical, y vale para todas sus grabaciones incluida su más reciente "Boy" -continuación del sentimentalmente problemático "I Won't Give Up on You", también de 2024-, Alex Pester entronca sin tapujos, como no podía ser menos, con el ABC del pop melódico inglés: no hay más que escuchar la primera del nuevo, "Spiteful Song", para darse de bruces con la psicodelia hogareña de "Magical Mystery Tour". O "The Rain", que parece sacada de los repertorios más insignes de Damon Albarn, tanto en solitario como en Blur. Otras, como "Cardamom" o "Moon Song" tienen, a priori, más papeletas para salir algo indemnes de la relación obvia. No obstante, yo las situaría cercanas al pop apuesto que practicaba Tot Taylor en los ochenta, con puntadas de sintetizador minimalista o de piano de coctelería decadente y kitsch.
A la vez que no rehúye cierta distorsión -"Lie There", con esa encantadora segunda voz femenina, o "Living In The World"- aspira al pedigrí de autor total en la estructuralmente ambiciosa "Christmas", ideal para acompañar estas fechas inminentes de contrariedades existenciales.
Recomendable para desintoxicarse un rato de auto-tunes, señoros góticos lastimeros y fatuas musas del art-pop contemporáneo.
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