El norteamericano Zach Phillips, gracias a su ingente producción, es ya uno de los habituales en esta página en los últimos tiempos. Su voracidad compositiva -nada que envidiar a machos-alfa de la abundancia editorial como King Gizzard & the Lizard Wizard- hace que, con cierta frecuencia, varias referencias suyas lleguen a coincidir con nuestro gusto personal. Así, al único disco hasta la fecha de su proyecto Perfect Angels y al ep "Aérodynes" de Fievel is Glauque ahora añadimos a nuestras preferencias el tercer lp de estos últimos, "Rong Weicknes". Las tres grabaciones tienen, casi por definición, un común denominador: la tendencia a escorarse hacia el formato pop en sus canciones, a una mayor concreción por la melodía nítida: en definitiva, a una mayor accesibilidad y a cierta renuncia por incidir en pasajes profusos de diseños especulativos o de improvisación.
No faltan tampoco aquí, eso sí, los habituales cambios de tonalidades, ametrallados casi hasta la extenuación. Acompañando codo con codo a Phillips -y, por extensión, al resto de instrumentistas implicados para la ocasión- está su compañera de dúo, la belga Ma Clément, que depura por arriba todo el engranaje de síncopas inesperadas y pequeños episodios cool free jazz, añadiendo vocalmente armonías de impostura lisérgica y querencia por la nana deformante. Y ambos, sobre todo, andan aquí igualmente bien armados de beldades pop irrefutables. Destaca desde la primera escucha "As Above So Below", seria candidata a mejor canción del año, cuyo empuje gozoso de cocktail nation se eleva a cuotas solo reservadas a las canciones más redondas de gente como Stereolab o Broadcast, nombres con los que es inevitable relacionar a Fievel is Glauque, aunque su conexión sea más casual de lo que a priori pueda pensarse.
Los picados insistentes de "Love Weapon" hacen de esta canción otro de los puntos álgidos del disco, así como el swing de la propia "Rong Weickness", que da paso al momento más pastoral, canalizado en "Toute Suite", que los acerca tanto a Fairport Convention como a los Soft Machine más desnudos. El álbum se interna a partir de "Kayfabe" por territorios más escapados y oblicuos donde dar rienda suelta a partituras de muy variado cromatismo, pero vuelve a retomar la luminosidad concisa en el tramo final, a partir de las volutas de sintes de "Transparent".
Cuando riesgo y dulzura nostálgica colisionan y acaban compenetrándose a la perfección en medio de un aparente caos: otra colección valiosísima e inabarcable a partir de su vasto muestrario de sugerencias.
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