Siempre haciendo hincapié en que los discos tienen que durar -como mucho- poco más de media hora, y aquí me tienen reseñando uno que tiene 34... canciones (1 hora y 20 minutos). Sin embargo, la ocasión lo requiere.
Idris Vicuña, filipino de nacimiento pero afincado en Los Angeles, lleva algo más de una década batiéndose el cobre en la escena de la metrópolis estadounidense a base de pop desechable de baja fidelidad y numerosas colaboraciones, ya sea con raperos underground -produciendo mayormente- como Yungmorpheus, YL o Natia, o con luminarias del sunshine synthpop. Su agenda debe ser tan voluminosa que en su último mixtape "Vampire in Beverly Hills" (editado nada más y nada menos que por la multi RCA), como ya ocurriera en su "Full Time Lover" de 2022, la nómina de participaciones estelares reviste la mayor parte del listado de canciones. De ahí seguramente el mismo título genérico -irónico y muy de serie B, a juego con el material-, tratando de extraer al máximo todo el talento de sus amistades 'celebrities'.
Para empezar es el propio Eyedress quien se reserva una de las mejores piezas, "Mrs. Valentine", muy en la onda de otro paladín del dark lo-fi como Male Tears. "How It All Starts", otro de los highlights, no se hace esperar: con Dent May y Pearl & the Oysters a las segundas voces en un exquisito y nostálgico hypnagogic pop. La parte más descaradamente retrowave se corresponde con las apariciones de Wild Nothing y la trapera Rico Nasty en "My Time" y el hit "It's All in Your Head" respectivamente. "Tears in the Rain" parece un bonus track de "Supercrepus II" con autotune, y "I Miss My Poppa" tampoco hubiera desentonado en el "PDA" de Part Time. En la antimilitarista "War Chimes" Vicuña repesca al semiolvidado John Maus, presumiblemente a modo de reconocimiento por influir tanto en ese sonido electro reciclado y mate que se despliega en este álbum, y que a menudo recuerda por otra parte a los Residents del "Commercial Album".
En "Make Up or Break Up" o "Secret Admirer" Eyedress dirige la antena, con sus colegas, al Manchester post-punk. El surf-trap de "Skater Dater", con la barcelonesa Belize Nicolau cantando "todo el día patinando, me pregunto: ¿se follará a su tabla?" es uno de los momentos más hilarantes del disco, que no anda precisamente falto de ellos, y que antecede al r&b que se pone preeminente con "Birkin", "Only Got So Much Time", la propia "Vampire in Beverly Hills" o el Minneapolis Sound de "Waitin In The Ride" (con el otrora partenaire de Mac DeMarco, HOMESHAKE).
Pantagruélico, desternillante y mordaz 'work in progress', para regocijo de los seguidores de los sonidos sintéticos voluntariosamente esquivos y desfigurados.
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