viernes, 20 de diciembre de 2024

Wado + Zeca Baleiro, "Coração Sangrento"

 




Los efectos de la pandemia de 2020 siguen muy presentes en nuestros días. En el ámbito artístico, repertorios que se fueron alumbrando poco a poco a resguardo de mascarillas, distanciamiento social y una incertidumbre más acusada que de costumbre siguen saliendo a la luz casi un lustro después. Es el caso de esta colaboración entre estos dos artistas brasileños: por una parte el otrora rapero tropicalista Zeca Valeiro (con su disco "Vô imbolá" de 1999 como estandarte de su discografía) y por la otra Wado ("Samba 808"), uno de los nombres propios del denominado 'rock periférico' de aquel país, contemporáneo del "Samba Esquema Noise" de Otto y compañía -con quien ha colaborado esporádicamente, así como con otros nombres comentados aquí recientemente como Lucas Santtana-.

La colaboración igualmente eventual entre nuestros dos protagonistas ya viene de lejos, pero era cuestión de tiempo que se plasmase en un trabajo conjunto con más enjundia dada la complicidad y admiración crecientes entre ambos. La covid-19 fue el momento adecuado para unir esfuerzos y aquí está el resultado, que es como mínimo notable. Un disco que, a nivel de ejecución, a lo que más recuerda es a esas producciones de finales de los ochenta y primeros noventa de (lamento recurrir a la horrorosa etiqueta) pop-rock cercanos al mainstream, en apariencia muy convencionales pero que añaden arreglos muy cuidados -realmente apropiada sección de cuerdas aquí- y que, unidos a la proyección de melodías esmeradas hacen que discos como "Coração Sangrento" apetecibles artefactos que escapan de la insipidez de la que normalmente se acompañan álbumes con planificaciones similares.






La primera mitad del disco es absolutamente intachable: desde la canción que da título al disco -como unos Tindersticks para todos los públicos- hasta "Incêndios" nos encontramos con cinco rodajas facturadas con mimo, y entran como un tiro pese a recurrir a soluciones más que previsibles. Funcionan solas, impregnadas de sencilla sabiduría, y eso es todo un éxito: quizá el secreto más preciado de la música popular. Después, compaginan algunas con atavíos algo más atmosféricos formalmente -"Congelou" o "Amores e Celulares"- pero con la misma contumacia en los textos al respecto de la supervivencia descarnada, tanto personal como colectiva, sobre la que giran los mismos.

Feliz maridaje.

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