Rubel Brisolla tiene hoy un pie en el pasado y otro en el presente. En su cuarto disco no parece que haya cabida el futuro, aunque en el álbum anterior -"As Palavras vol. 1&2", de hace un par de años- pareciera escrutar el porvenir intencionadamente. Pero una operación muy delicada de corazón entre medias ha hecho que el de Volta Redonda mire esta vez hacia adentro y haga inventario de sus raíces.
Asociado con algunos nombres propios de la vanguardia de ayer y la que se está construyendo actualmente -Gal Costa, Adriana Calcanhotto, Mahmundi-, es seguramente el primero de ellos el que da la pista más fidedigna sobre el contenido de "Beleza. Mas Agora a Gente Faz o que com Isso?". Con Gal colaboró poco antes de la muerte de esta en una versión en directo de "Baby", el clásico inagotable que se incluyera en "Domingo", ese disco seminal en la carrera de Costa y Caetano Veloso. Y es de Caetano de quien se perciben a su vez influencias más obvias -pero no por ello menos valiosas- en algunas canciones -no todas- de este nuevo disco. Quizá el ejemplo más claro sería "Carta de Maria", que parece un spin-off del "Alegría Alegría" del por entonces intratable Veloso de finales de los sesenta.
El tono dulce, recogido y juguetón del de Salvador, quizá reconstruido con la sensibilidad de artistas-puente como Rodrigo Amarante o Tim Bernardes, va y viene a lo largo de toda la grabación, pero no seríamos justos si no abriéramos el abanico a varios de los otros autores y autoras del Tropicalismo clásico para situar estas canciones de Rubel. Preñado de arreglos de cuerda tan sobrenaturales como copiosos -en la onda de los cruciales de Joe Boyd o Lindolpho Gaya- que se entremezclan con versiones formidables en este caso tanto del mexicano El David Aguilar -"A Janela, Carolina"- como de los sobrevaloradísimos Radiohead, a los que se merienda con su lectura de "Reckoner" gracias, entre otras cosas, a un falsete mucho más brillante, exquisito y efectivo que cualquiera de los registros del grupo británico.
Hay canciones irresistibles como "Ouro" o "Praticar a Teimosia", que suplen la falta de originalidad con profundidad ambiental y alquimia confesional de alta graduación. Tocan aceradamente a las puertas del espíritu, y cuando ocurre eso se puede relativizar la importancia de otros aspectos formales. Dicho de otra manera: lo normal es enfrentarse con un trabajo así ante la disyuntiva taxativa del "o lo tomas o lo dejas" sin medias tintas. Yo lo tomo, definitivamente.
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