Fue en 2010 cuando descubrí este disco del más recóndito underground estadounidense. En concreto a través de
esta misma entrada del mítico blog de Mutant Sounds, todavía consultable. En esa época lo tuve en agenda para comentarlo en esta página, pero revisando la discografía de Dale Jenkins y viendo que le había dado tiempo a grabar dos álbumes más aparte de "Undesirable Elements", preferí en ese momento esperar a localizarlos con el fin de hacer una reseña del personaje más en profundidad. Esto último no ocurrió -de hecho "Taking a Drive..." de 1987, y "Apathy" del 89, continúan siendo un completo misterio para quien esto suscribe- y el proyecto de integrar a Jenkins en el inventario del Jardín Secreto de Vailima quedó aparcado en un cajón mental.
Hace unos pocos días, de visita por Mallorca descubro en la tienda de discos de Palma llamada Mais Vinilo el ejemplar que ilustra el comienzo de esta entrada. Aparte de no resistirme a comprarlo -nunca lo había palpado físicamente-, es también ahora cuando aprovecho para dedicar estas líneas a uno de los artefactos más insospechados de la por otra parte rica tradición lo-fi/electro/post-punk de los años ochenta.
%20(2).jpg)
Para empezar, "Undesirable Elements" viene en esta reedición de 2021 -el disco, originalmente, fue una autoedición- titulado en singular, y con el añadido de tres canciones inéditas respecto a la edición original -que constaba de siete piezas-, que son "War Was Raging On", "Paranoid Song" y "Destitute". Se trata de una reimpresión con bonus track editada por el sello de Chicago especializado en rarezas de psicodelia, garage, post-punk y demás anomalías pop Got Kinda Lost, subsello a su vez del leridano Guerseen, siendo este último el encargado de distribuir "Undesirable Element" en el circuito europeo.
La historia de Dale Jenkins está asociada a la escena alternativa de Washington DC de la década citada. Era, por tanto, un ambiente donde primaban en su día los sonidos abrasivos de punk y del hardcore -Dead Kennedys, Minor Threat-, unidos a la denuncia social y política más militante, junto al espíritu DIY más comprometido. Eran tiempos de resistencia y vicisitud en el despiadado corazón del imperio yanki. Jenkins participará de todo aquello, de esas mismas influencias, a las que añadirá en su corta carrera en solitario matices más ensoñadores y hasta pastorales. Hablamos de su fascinación por Soft Machine o los primeros Pink Floyd, pero también de la new wave más extraterrestre, representada en Devo o los B-52's, y que él en solitario tratará de emular muy a su manera y de fusionar con los elementos más pétreos de lo post-77. Dale Jenkins, a través de grupos efímeros como The Users, fue partícipe activo de dicho escenario. Después la susodicha carrera a su nombre, que compaginó con All White Jury, otro combo hardcore de corta vida que, esta vez sí, dejó para la posteridad un ep en 1987 para veinte años después ser rescatados en un álbum de archivo con todas sus grabaciones, incluida alguna de Jenkins que también pasó a formar parte de "Undesirable Element".
%20(3).jpg)
El abrupto final de Dale Jenkins -suicidio en 1989, poco después de lanzar su tercer disco solo- no solamente impactó para siempre en su círculo más cercano -obviamente-, sino que no impidió ver sustentar unas canciones que, a pesar de su limitado radio de acción en aquellos días, han sobrevivido con obstinación en el imaginario de los más infatigables buscadores de joyas ocultas, gracias en los últimos años a la difusión global en la red. Y es que sus letras ya vaticinaban el desdén, la contrariedad y la profunda melancolía en la que se hallaba inmerso Jenkins, y que desembocaron en tan terrible acto.
El hypnagogic pop gótico de John Maus, el más new wave de Part Time o el más psicodélico de Ariel Pink no pueden entenderse sin el precedente de -entre otros- Dale Jenkins, igual que el de este último no puede comprenderse sin R. Stevie Moore, los Cure de "Seventeen Seconds" o Patrik Fitzgerald. El aliento no wave de "War Was Raging On", el punk tremebundo y satírico de "Non-Surgical Lobotomy" o el siniestrismo claustrofóbico de "Paranoid Song" dan fe de una capacidad de fascinación a día de hoy intacta, aun a costa de su precariedad logística. Pero la tonada más destacada, y que deja entrever como podría haber sido la evolución de Dale Jenkins como cantautor en el futuro, no viene hasta el último aliento: "Another Day", de una estática belleza, parece sacada directamente del "Pink Moon" de Nick Drake, y deja revoloteando en el ambiente una sensación de profunda tristeza, de hiriente abandono, como en 1984, como en 2010, como en el resto de nuestras vidas, y más allá.