"Por muy derrotados que estemos no nos consideramos vencidos"
Los testimonios al margen del relato oficial son, afortunadamente, tozudos: hay una especie de ángulo cuasi-secreto que se resiste a la invocación del olvido. Aunque sea solo para recordarnos que en muchos momentos de la Historia hubo otros mundos, y estaban en éste, porque fueron posibles –porque lo seguirán siendo-, al margen de que ese mismo relato oficial solo parezca imponernos como una losa irremediable una versión necia, mediocre y ciega de la vida.
De entre las tinieblas de la construcción
libertaria en la España de los años treinta resurge una figura valiosa y
valiente, aferrada a un compromiso inexpugnable. La madrileña Lucía Sánchez
Saornil fue activista, reportera, columnista y barda. Una escritora, en
definitiva, entusiasta e insobornable. A través de sus artículos para CNT,
Juventud Libre, Umbral, Tiempos Nuevos y, sobre todo, su organización Mujeres
Libres se colocó a la vanguardia del feminismo de la época –que ella denominaba
‘humanismo integral’ y que, salvo particulares matices, no desentonaba con las
posteriores y sucesivas olas-, del antifascismo menos ambiguo, de la difusión de los ateneos y del establecimiento de los derechos
sindicales y básicos para los más desprotegidos. Su incesante labor a pie de
calle –cercenada de manera tajante con la llegada de la dictadura franquista-
logró transmitir en tiempo real las palpables inconsistencias de la II
República, la esperanza en la Revolución del 36 y la amenaza fatal que supuso
el alzamiento de esa panda de delincuentes genocidas auspiciados en gran parte
por el fascismo italiano.
Gracias a Lucía –anfitriona en España de Emma
Goldman- y a esta recopilación de editoriales y trabajos de investigación, nos
introducimos en los atestados y las peripecias de los implicados en las colectivizaciones anarquistas, sentimos el aliento de los voluntarios a la
primera línea de combate contra el fascio y el nacional-catolicismo, o
visitamos experiencias tan edificantes como, por ejemplo, la Casa de
Maternidad de Vélez Rubio, que cumplía su labor de recogida y cuidado de
gestantes en pleno conflicto bélico, contando además con una eficiente red de comedores
y aulas para pequeños y pequeñas apartados por los estragos del momento,
ensayando y proyectando modelos como la Escuela Moderna de Ferrer Guardia.
Gracias a la incalculable labor de otra anarquista
histórica contemporánea de Lucía como Antonia Fontanillas –este libro era uno
de los grandes objetivos de su vida, con la triste suerte de no poder verlo
publicado por apenas unos pocos meses- y de la investigadora Pau Martínez
tenemos la inmensa fortuna de disponer desde hace un lustro de este documento
tan necesario para ahondar en una época turbulenta, apegada a los inevitables
claroscuros. Una colección de elocuentes artículos periodísticos y estimables poemas –por no
conservarse muchos de sus versos parece que se ha perdido en parte la posibilidad de
conocer (aún) más de la hondura de una autora de muy bellas composiciones como “Calle
de la infancia”-, textos entre los cuales se encuentra el corpus quizá más
destacado, “Horas de Revolución”, recientemente publicado de manera
independiente –y suponemos que íntegra: aún no lo hemos consultado- por la
editorial Calumnia. Memoria histórica.
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