martes, 25 de junio de 2019

Poeta, periodista y fundadora de Mujeres Libres, de Lucía Sánchez Saornil





"Por muy derrotados que estemos no nos consideramos vencidos"

Los testimonios al margen del relato oficial son, afortunadamente, tozudos: hay una especie de ángulo cuasi-secreto que se resiste a la invocación del olvido. Aunque sea solo para recordarnos que en muchos momentos de la Historia hubo otros mundos, y estaban en éste, porque fueron posibles –porque lo seguirán siendo-, al margen de que ese mismo relato oficial solo parezca imponernos como una losa irremediable una versión necia, mediocre y ciega de la vida.

De entre las tinieblas de la construcción libertaria en la España de los años treinta resurge una figura valiosa y valiente, aferrada a un compromiso inexpugnable. La madrileña Lucía Sánchez Saornil fue activista, reportera, columnista y barda. Una escritora, en definitiva, entusiasta e insobornable. A través de sus artículos para CNT, Juventud Libre, Umbral, Tiempos Nuevos y, sobre todo, su organización Mujeres Libres se colocó a la vanguardia del feminismo de la época –que ella denominaba ‘humanismo integral’ y que, salvo particulares matices, no desentonaba con las posteriores y sucesivas olas-, del antifascismo menos ambiguo, de la difusión de los ateneos y del establecimiento de los derechos sindicales y básicos para los más desprotegidos. Su incesante labor a pie de calle –cercenada de manera tajante con la llegada de la dictadura franquista- logró transmitir en tiempo real las palpables inconsistencias de la II República, la esperanza en la Revolución del 36 y la amenaza fatal que supuso el alzamiento de esa panda de delincuentes genocidas auspiciados en gran parte por el fascismo italiano.






Gracias a Lucía –anfitriona en España de Emma Goldman- y a esta recopilación de editoriales y trabajos de investigación, nos introducimos en los atestados y las peripecias de los implicados en las colectivizaciones anarquistas, sentimos el aliento de los voluntarios a la primera línea de combate contra el fascio y el nacional-catolicismo, o visitamos  experiencias tan edificantes como, por ejemplo, la Casa de Maternidad de Vélez Rubio, que cumplía su labor de recogida y cuidado de gestantes en pleno conflicto bélico, contando además con una eficiente red de comedores y aulas para pequeños y pequeñas apartados por los estragos del momento, ensayando y proyectando modelos como la Escuela Moderna de Ferrer Guardia.








Gracias a la incalculable labor de otra anarquista histórica contemporánea de Lucía como Antonia Fontanillas –este libro era uno de los grandes objetivos de su vida, con la triste suerte de no poder verlo publicado por apenas unos pocos meses- y de la investigadora Pau Martínez tenemos la inmensa fortuna de disponer desde hace un lustro de este documento tan necesario para ahondar en una época turbulenta, apegada a los inevitables claroscuros. Una colección de elocuentes artículos periodísticos y estimables poemas –por no conservarse muchos de sus versos parece que se ha perdido en parte la posibilidad de conocer (aún) más de la hondura de una autora de muy bellas composiciones como “Calle de la infancia”-, textos entre los cuales se encuentra el corpus quizá más destacado, “Horas de Revolución”, recientemente publicado de manera independiente –y suponemos que íntegra: aún no lo hemos consultado- por la editorial Calumnia. Memoria histórica.

domingo, 16 de junio de 2019

Autoestopistas Calientes





Una práctica desgraciadamente cada vez más en desuso, que ha sufrido su correspondiente evolución hacia modalidades mucho más depuradas y menos inquietantes en nombre de Blablacar o Socialcar. Un acto de generosidad que podía convertirse en una experiencia amenazante, un lío de mucho cuidado del que podías arrepentirte el resto de tu vida. Volvemos a echarnos a la carretera para enfrentarnos a nuestros espontáneos viales favoritos.



El Desvío (“Detour”. Edgar G. Ulmer, 1945)

"La vida de Al Roberts, un pianista de Nueva York, se convierte en una pesadilla cuando decide hacer auto-stop para buscar a su novia que vive en Los Ángeles. Lo que Roberts no puede imaginar es que su periplo se verá envuelto en una serie de problemáticos acontecimientos que acabarán arrastrándolo a una situación límite." (FILMAFFINITY)









Autostop al Infierno (“The Devil Thumbs a Ride”. Felix E. Feist, 1947)

"Un viajante de comercio que regresa de una fiesta, habiendo bebido unas copas, recoge a un autoestopista en la carretera. El joven no sabe que en realidad su pasajero es un delincuente muy peligroso que acaba de cometer un crimen." (FILMAFFINITY)









“Una Aventura en la Noche”. Rolando Aguilar, 1948

"Después de una parranda, dos amigos recogen a dos hermosas muchachas con quienes pasan una noche maravillosa. Al día siguiente, los dos amigos regresan a buscarlas y una vecina los sorprende cuando les dice que las muchachas murieron tiempo atrás. Intrigado por los sucesos de la noche anterior, uno de ellos decide investigar el misterio de las dos muertas." (FILMAFFINITY)









El Autoestopista (“The Hitch-Hiker”. Ida Lupino, 1953)

"Roy Collins y Gilbert Bowen, ambos de mediana edad, dejan atrás la gran ciudad para dirigirse por carretera hacia México. A varios kilómetros de la frontera que separa aquel país de los Estados Unidos, el conductor Roy acepta la proposición de su compañero Gilbert para que lleven en el asiento de detrás del automóvil a un autoestopista llamado Emmett Myers. De la cordialidad inicial se pasa a un estado de tensión creciente cuando Roy y Gilbert, después de ser protagonistas de un macabro juego que a punto ha podido suponer la muerte del primero, se dan cuenta que se encuentran ante un auténtico sádico, un psicópata que está sembrando el pánico entre los conductores de este tramo de carretera fronterizo." (FILMAFFINITY)









El Autoestopista (“The Twilight Zone: The Hitch-Hiker” -TV-. Alvin Ganzer, 1959)

"Nan Addams tiene un accidente con su automóvil, y empieza a percatarse que un extraño autoestopista la está siguiendo." (FILMAFFINITY)









 Autostop Sangriento (“Autostop Rosso Sangue”. Pasquale Festa Campanile, 1977)

"Un matrimonio en crisis vuelve de pasar sus vacaciones, él aficionado a emborracharse, ella una escultural y atractiva mujer. En el trascurso de el viaje de vuelta tendrán la mala fortuna de encontarse a un sádico delincuente que escapa con un importante botín." (FILMAFFINITY)









Carretera al Infierno (“The Hitcher”. Robert Harmon, 1986)

"El joven Jim Hasley (C. Thomas Howell) recoge con su cadillac a un autoestopista, John Ryder (Rutger Hauer), en una carretera de Texas. Cuando John le confiesa a Jim que es un asesino y que espera que le recojan y le lleven para matar, Jim lo deja en la cuneta y sigue adelante, pensando que lo ha dejado atrás. A partir de este momento, los dos empiezan a jugar al gato y al ratón. El asesino sigue matando y dejando pistas que inculpan al joven Jim de los asesinatos." (FILMAFFINITY)







miércoles, 5 de junio de 2019

We Used To Dance All Night - An Electropop Compilation 3




Hay breakdance destartalado (PIO D'ORCO) o italo-disco (ya sea tirando a canónico -TANNER feat. PARDO, AMAYA-, hipster -MIKROFISCH-, retrowave -GIRLS NAMED JENNIFER, DETUNED GLOOM- o mezclado con future j-pop -T A S S O N Y). Gemas de pop electrónico en la línea de Saint Etienne o Sally Shapiro (VAST HILL), excepciones hispanas (LINDA MIRADA), funk psicodélico cantado a la manera de Robyn Hitchcock (GLASS REBEL), euro-funk (L' IMPÉRATRICE) o synthpop mainstream (DE LUX, ENVELOPE GENERATOR). También sophisti-pop de bola de espejos (TIM LINDSAY), post-cabaret (IVI PORÀ) y tecno-pop épico (ELEANOORA ROSENHOLM). Casi 2 horas de pasión sintética y beats sexys. Los enlaces con todas ellas y su correspondiente secuencia aquí y aquí.


Tracklist:

Pio D'Orco - Amico Frocio
Tanner Feat. Pardo - No Go No More
Mikrofisch - Mauro Farina (Pump the Subharmonics)
Sembravi più giovane - Tecnica Italiana
Abobo - Sole, whisky e sei in pole position
Girls Named Jennifer - We Used To Dance All Night (feat. Giselle Mynx)
Dragon Inn3 – Backstabber
Tassony - Summer Hit
Glass Rebel - Cancer (Capitan Futuro Rmx)
L'Impératrice – Agitations Tropicales
De Lux - Cause for Concern
Vast Hill – Heartbreaker
Lucy Daydream - Red (original mix)
Amaya - Sensation (Extended Version)
Linda Mirada - Mientras la música no pare
Bachelor of Hearts - Danger In The Dark (feat. Lee)
Steven Silverheart - Wherever, Whenever
Envelope Generator - Genie Mac
Detuned Gloom (Feat. Dymmet) - Blinded
Tim Lindsay - Oh My Gosh, She's So Pretty
Ivi porà - Le samedi figé pour toujours
Silent Audience - Don't Talk Just Drive (Stick Shift 7" Version)
Eleanoora Rosenholm - Minä ja Katariina toinen
Lizette Lizette - Void




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martes, 4 de junio de 2019

Poemas elegidos, de Marceline Desbordes-Valmore





Los que llevamos más de media vida consumiendo literatura “condenada” (en mi caso más de un cuarto de siglo), esos pocos que seguimos valorando contra viento y marea sus efluvios, sabemos que la edición bilingüe recientemente publicada por Somos Libros de los “Poemas elegidos” de la poeta francesa Marceline Desbordes-Valmore es un pequeño gran acontecimiento. Hasta ahora apenas habíamos disfrutado de algunas muestras del aliento lírico de Marceline incluidas en el legendario “Los Poetas Malditos” de Paul Verlaine –felizmente reeditado en castellano hace un par de años-. Hoy el abanico se abre un poquito más para disfrutar de una breve antología individual consagrada a aquella que entrara un tanto con calzador en el recopilatorio del autor de los Poemas Saturnianos. Y es que, como bien debiera ser sabido, Desbordes-Valmore apenas tenía que ver –aunque algunos de ellos, lógicamente, fueran admiradores confesos- con los Mallarmé, Rimbaud, Corbière, Villiers de turno, incluido el propio Verlaine, post-parnasianos tanteados por el fragor del Decadentismo. Marceline pertenecía -incluso cronológicamente- a otro momento, el del Romanticismo, por sensibilidad y expresión. Es tanto así que deberíamos acercarla más bien a Carolina Coronado o a Emily Brontë en viveza rítmica y pasión concisa.






Hija, madre, amante, artista (en el sentido reversible de la palabra), inspiración… Marceline Desbordes-Valmore fue un personaje total que deslizó toda su experiencia en versos ni mucho menos enrevesados o pretenciosos, sino directos a cubrir una suerte de anhelos a menudo incumplidos. También rotundos y absolutos: no en vano una de sus palabras fetiche, que repitiera en varios poemas, era imperio.

Una de sus virtudes más contrastables era el perfecto manejo de la ambivalencia simbólica, como ocurre en “La inconstancia”, donde la lucha entre la irregularidad de la novedad y el firme deseo se van entrelazando con la precisión y la destreza que solo están al alcance de unos pocos.


Una impresión ineludible para los irreductibles del XIX más poderoso. Marceline Desbordes-Valmore ha salido un poco más de la densa floresta del semiolvido autoral en el que estaba sumida: ¡aleluya!


La "familia", por fin, al completo