Una práctica muy habitual en estos tiempos es jugar casi simultáneamente a dos bandas: combinar como en zig-zag discos digamos "modernos", con sonoridades orientadas a la electrónica descarada más actual, con otros que buscan reconciliarse con las raíces de cada una. En otras épocas el proceso era tomado más como una evolución generalmente sin vuelta atrás (dividido en fases largas y continuadas fuese cual fuese el primer impulso y en qué otro desembocase).
Digo todo esto porque seguramente Joyce Alane, una de las artistas en alza de la escena brasileña post-covid, que dio ya muchísimo que hablar con su debut -nada menos que en directo, como en su día hiciera la referencial Marisa Monte- "Joyce Alane Ao Vivo na Macaco Gordo" de 2023, un disco enfocado hacia el lado más orgánico y clasicista del pop autóctono, pasó un año después a "Todo é Minha Culpa", donde las máquinas y en general lo "artificial" cobraban un protagonismo claro -y quizá entonces no del todo bien resuelto- de cara a su exposición mediática.
Ahora le toca el turno de nuevo a los arreglos sustentados mayormente en su folclore nativo, esto es, el forró nordestino que tan caro es en su bagaje musical desde siempre. Y nada mejor que homenajear los sonidos con los que ha convivido desde la infancia que echar mano para su tercer disco "Casa Coração" de media docena de canciones consideradas, en mayor o menor medida, estándares de aquel estilo.
Son mayormente piezas inevitables de las orquestas de la región, como el "Sabiá" de Luiz Gonzaga, compuesto a mediados del pasado siglo. Otras, como "Dona da Minha Cabeça" de Geraldo Azevedo, tuvo su momento de mayor exposición a mediados de los ochenta por el simpar Fagner, y después ha sido rescatada por gente tan dispar como Elba Ramalho y Zé Ramalho, y muy recientemente por la Bala Desejo Julia Mestre. Fagner también fue bastante culpable de que "Lembrança de um Beijo" se convirtiera en icónica, como "Naturaleza das Coisas" -siendo ambas de Accioly Neto- lo fuese a su vez también gracias a Elba y a la Mutante ocasional Zélia Duncan.
Las otras dos, "Todo Tempo é Pouco pra te Amar" y "Seu Olhar Não Mente", del paulistano Joel Marques y de Ilmar Cavalcante y Nando Alves respectivamente, no parecen demasiado obvias fuera de los circuitos tanto del forró como del xote, beneficiándose la primera de unos arreglos bastante alejados de los habituales de dicho clásico -más que nada en el tratamiento del instrumento estrella, el acordeón-, todo un punto a favor de Alane y sus cómplices en el reto.
Todas dominadas por la voz cálida y avezada de Joyce -cuyo tono recuerda flagrantemente al de la caboverdiana Nancy Vieira-, quien se hace arropar en cada una de un colaborador estrella, destacando Zeca Baleiro en "A Natureza das Coisas" y Chico César en "Lembrança de um Beijo", con fondos y tratamientos instrumentales frescos por ajustados.
Pero si el álbum es convincente por vivo y pleno de cariño, es con "Proibido Notícia" -la única composición inédita, escrita por la propia Alane- donde pasa de lo confiable a lo verdaderamente recomendable. Una canción extraordinaria, medio tiempo que crece inexorablemente gracias a una melodía tan henchida como redonda, con el contrapunto recio del acordeonista Dorgival Dantas: un clásico instantáneo a la altura de los precedentes -es la que cierra "Casa Coração" por todo lo alto- que debería ser desde ya imprescindible en cada uno de sus shows.
Es más que una intuición, y todavía más desde que muy recientemente se decidió a versionar el -palabras mayores- "Por Enquanto" de Legião Urbana junto a Henry Freitas: Joyce Alane está aquí para darnos muchas alegrías en un futuro al que ya pisa los talones con decisión.
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