martes, 1 de abril de 2025

Gumshoes, "Bugs Forever"

 



Esta tenía que haber sido la primera entrada del año del blog. De hecho, la canción "Little Things" fue la que inauguró mi lista de Spotify de 2025 allá por la Noche de Reyes, pero el motivo del retraso en escribirla se ha debido a una inicial reticencia a repetir artistas en mis reseñas, reticencia que procedo a anular provisionalmente. Y es que la ocasión merece saltarse la norma autoimpuesta ya que "Bugs Forever", el cuarto disco del artista británico Sam Sparks bajo el sobrenombre de Gumshoes sigue siendo, a fecha de hoy, el mejor del año para quien esto suscribe junto con el "Teatro" de Marianne Mirage.

"Bugs Forever", lo primero que demuestra es que "Cacophony" (2024) no fue una casualidad, un mero acierto aleatorio. Sparks ha decidido acertadamente dar continuidad al estilo de pop sarcástico y travieso de la anterior entrega, y reincidir en el estilo selecto a la hora de componer y arreglar, con el talento para confeccionar sugestivas rodajas de fibrosa canción atemporal otra vez de su parte. Con todo ello se ha convertido por derecho propio en la realidad más preclara del pop independiente de nuestros días.






Por si fuera poco, además persiste en regar con destreza un concepto hilarante para el conjunto de las canciones. En este caso es una especie de distopía (según se mire: para muchos podría tratarse de una maravillosa utopía) sobre un apocalipsis donde los insectos sean los que controlen y decidan el futuro del planeta, dando su versión de los hechos. También puede verse como una metáfora sobre la situación actual, sin tener que ir a algo muy futurible: el gusanismo en el que estamos inmersos.

El sello absolutamente british del proyecto está más presente que nunca (si cabe), pudiendo rastrear a modo de especulación las huellas de The Band of Holy Joy -"Cockroach Song"-, The Colourfield -en la citada "Little Things"-, The Beautiful South -"The Floor is Yours"- o Hefner -"Paradise is Green"- entre sus acordes. Una estilización y una exuberancia instrumental -entre lo burlesco y cierto aire lánguido- que consiguen una vez más hacernos casi olvidar, gracias a su intuición y muy buen hacer técnico, que estas creaciones están grabadas y editadas en un estudio casero.

Baila la catástrofe hasta el último aliento, canta a voz en grito el derrumbe de la civilización. Y recuerda: de una u otra manera siempre ocurre lo mismo.

martes, 18 de marzo de 2025

Matheus VK, "CORAGEM É COISA RARA"

 



He aquí un disco ideal para espantar la impostura del hipster preocupado únicamente por el hype y la tendencia de saldo. "CORAGEM É COISA RARA" es el quinto álbum de Matheus von Krüger que, aunque su apellido nos remita a su procedencia germánica, nació en Salvador de Bahía hace más de cuarenta años.

Bregado en el espíritu de los blocos del Carnaval brasileño, VK forma o ha formado parte de agrupaciones como Orquesta Imperial (donde también colaboraron en su día personalidades como Rodrigo Amarante), Quarteto Primo (con sus parientes de dicho grado con consanguinidad) y Urca Bossa Jazz (en un marco más sobrio y confidencial que los anteriores), desplegando un crisol de influencias y estados de ánimo que quedan maravillosamente reflejados en este "CORAGEM" de tan solo siete cortes donde, no obstante, todo es nutritivo y euforizante.




Para "ASSIM ASSIM" y la canción que da título a esta colección se hace acompañar de Xande de Pilares, un clásico del pagode en el presente siglo al frente de Grupo Revelação que, además, ha adquirido un notable prestigio ya en solitario, hace un par de años, con el álbum de ilustrativo título "Xande canta Caetano". En ambas colaboraciones se funden a la perfección la robustez de los arreglos sambistas de enredo con unas melodías impecables en su definición y en su riqueza expansivas. Más bossa es "ANTES DE CARNAVALIZAR", a dúo esta vez con la actriz Sophie Charlotte. En plan axé y samba-exaltação funciona "TRES CARNAVAIS": vibrante, con un Matheus siempre dispuesto a sacar a flote la energía positiva (y explosiva) que llevamos dentro. Y más electrónica es "O TEMPO É PRESENTE", auténtica declaración de principios y su más definitorio hit para la pista de baile: carpe diem contra cualquier obstáculo en este circundante mundo gris. El descanso del guerrero festivo se torna reflexivo en "SAUDADE", cerrando una experiencia completa en la que, si el cuerpo no te ha pedido ritmo y ganas de darlo todo, es que estás musicalmente muerto.

jueves, 13 de marzo de 2025

Albin de la Simone, "Toi Là-Bas"

 




Como en el caso del canadiense Pierre Lapointe, del que hablábamos hace nada -con el que, por cierto, ha coincidido en algún que otro evento y ha trabajado estrechamente a nivel compositivo-, el francés Albin de la Simone tiene ya una larga trayectoria -el que nos ocupa hoy es su octavo disco, donde además de incluir inéditas ha regrabado algunas piezas ya clásicas de su repertorio* y algunas versiones escritas o popularizadas en su día por gente como Françoise Hardy, Adamo o Michel Legrand- con "L'un de nous" de 2017 como su registro más emblemático y el anterior "Les Cent Prochaines Années" de 2023 como el primero que nos puso sobre su pista vía recomendación personal.

De la Simone ha tocado con todo bicho viviente: desde colaboraciones o producciones con artistas tan mediáticas como Feist, Vanessa Paradís, Emilíana Torrini o la justamente defenestrada Carla Bruni, a otras algo más de culto como Pomme. Y si su colega Lapointe tira más hacia la chanson, Albin de la Simone se orienta más hacia el pop de liviandad indie -pero al modo puramente galo-, como demuestra la propia "Toi Là-Bas", muy efectivo preámbulo a este disco de título homónimo. Con similar eficacia funciona "Pourquoi on Pleaure", en plan dúo irresistible con la cantante belga Alice on the Roof. Para "Je te manque", el momento estrella del álbum, resplandece su medio tiempo dominado por un sonido vintage de sinte que, de alguna manera, recuerda a la aplicación del efecto del piano Fender tan característico en "I'm not in love" de 10cc. La rotunda melodía de "C'est bien moi" se apoya en un igualmente contundente arreglo de teclado, y contrasta afortunadamente con el juguetón y coqueto estribillo de "Non Merci" o el sutil cinematismo de "Avril 4000".
Todo acicalado con una exquisitez y una ponderación parecidas a la que vienen desplegando desde toda una vida sibaritas del calibre de su paisano Louis Philippe.




Profundizando con estoicismo y más que cumplida sapiencia en su incansable labor de cantautor artesanal impresionista, Albin de la Simone se va colocando poco a poco entre los ineludibles de la canción francesa contemporánea.


*Gracias a Miguel (Hop Hop Hurrah) por este apunte

sábado, 1 de marzo de 2025

Daniel Quién, "Nostalgia Banda"

 




En estos tiempos de planicie melódica, sonidos genéricos para engordar las etiquetas y soluciones musicales pasteurizadas a discreción son de agradecer la valentía y la ambición de un artista como Oscar Daniel Hernández Lomelí. El mexicano, que ya anda por el cuarto lp, inició su carrera -"Sin Soltarte Dejarte Ir" (2018)- desde el dolor agudo por una pérdida importante, refugiado en el folk confesional. A partir del segundo -"Aroma a Nostalgia" (2021)- fue introduciendo querencias psicodélicas, que alcanzaron su máximo apogeo en el conceptual y desmesurado "Magic Experience Band" (2023), fruto de sus escarceos con grupo paralelo que solo tuvo cristalización discográfica bajo el nombre artístico propio, esto es, Daniel Quién.

"Nostalgia Banda", este cuarto, se interna por derroteros más regionalistas, enriqueciendo su propuesta siempre sentimental con texturas donde el despecho, el romanticismo exacerbado y la condenación propia y ajena que anidan en sus temáticas se acomodan como anillo al dedo. Estamos hablando de ritmos y requiebros propios de banda sinaolense donde corrido, ranchera o bolero se entremezclan a la perfección con el pop barroco que, principalmente desde los años sesenta, marca el señorío a quienes pretenden darse hechuras de autor.






"La rareza", primer corte y uno de los adelantos de tan esperado disco por parte la afición local más despierta y entusiasta nos introduce, con la afectación requerida, en el aura del pop melódico de los años setenta, en vena, brisa del Pacífico mediante. "Ultramodos sexuales" retoma el pellizco alucinógeno que inició con "Amor a Nostalgia", afortunadamente condensado en sus apenas dos minutos de duración. El bolero -que a la mitad se acelera con chispeantes teclados de fantasía- se hace táctil con "Mujer, Eres Letal", así como con la ranchera de "Por Jugarle al Vergas", conformando dos de los momentos culminantes de esta colección, que desde luego no anda ni mucho menos escasa de ellos. "Si Saltas, Yo Salto" o "Qué Importaría" cubren la cuota de puro pop adolescente, con una energía casi virginal, mientras "El Llamado" se arrima al salitre de Agustín Lara.

En el apartado lírico es donde Daniel Quién se mueve constantemente en la cuerda tensa del equilibrista, entre el arrebato a pecho descubierto y la dislocación argumental. Se agradece aún y con todo el riesgo expresivo, nada dado a la especulación, que por una parte le hace destacar y por otra asentarlo con gracia en el imaginario colectivo de su universo natal.

"Nostalgia Banda" demuestra a las claras que hay vida más allá de las Lafourcade o Laferte de rigor. O del corrido tumbado.

Una vida brutal y vivaz.

sábado, 8 de febrero de 2025

Pierre Lapointe, "Dix chansons démodées pour ceux qui ont le cœur abîmé"

 




"Todos tus ídolos están ya muertos/y sus canciones de alguna manera son oraciones que recitas/cuando en tu cabeza todo va demasiado rápido/Copiaste sus tics (...)/tomaste sus costumbres obsoletas/y las repites con gracia/para olvidar que te sientes como un cobarde". De manera tan mortificante arranca esta colección de canciones (diez) pasadas de moda para aquellos que tienen el corazón roto. El último disco del crooner canadiense -estaría de más aclarar que de la parte francófona del país- Pierre Lapointe no se desmarca de su estilo habitual, pero ahonda como nunca en el laberinto emocional al que está afiliado desde su debut, disco homónimo publicado hace ya más de veinte años.

No esperen encontrarse con malabarismos electrónicos o densidades post-rockeras con el fin de actualizar su sonido a esta centuria: lo de Lapointe es deferencia absoluta hacia los clásicos de la chanson, adaptados siempre a la brisa del otro lado del Atlántico. Solo en su "Himno para los que no piden disculpas" ("Hymne pour ceux qui ne s'excusent pas"), mientras nos pone frente al espejo, a modo de alegato urgente, de los que nos decepcionaron y que nunca debieron rendirnos cuentas, Pierre transita entre controlados espasmos eléctricos que parecen anunciar la tormenta de estrellas de la que habla la letra. Un temporal muy diferente al de "Dans nos veines", la más breliana del lote (por ese cabalgamiento tan reconocible) y que celebra el amor con una intensidad desbordante.






"Le secret", después de tanta profundidad de cámara, suaviza el tono arrebatado que venía sucediendo hasta el momento y nos da el conveniente respiro, con un aire soleado a lo Henri Salvador, para ponerse de paso en la piel de alguien que se debate en salir del armario, seguramente, a todos los niveles.

El inmisericorde descreimiento de "Arrête de sourire" nos conduce sin demora al tétrico enfrentamiento con La Ineludible entre cuerdas de despedida, pianos que gotean igualmente sin compasión, y vientos de proximidad irrecuperable.

"¿A dónde irán nuestros recuerdos?" se pregunta susurrante Lapointe para cerrar con el mismo savoir faire con el que se abrió el disco. Dónde irán a parar nuestros sueños, nuestras huellas, nuestros chispazos de inestable felicidad... quizá a estas melodías que alguien tarareará un día sin darse cuenta. Las que luchan contra el olvido absoluto, ni más ni menos.

martes, 28 de enero de 2025

Marianne Mirage, "Teatro"

 




Procedente de la cantera de San Remo 2017 -edición que ganó Francesco Gabbani con su éxito global "Occidentali's Karma", por otra parte una de las mejores canciones que se recuerdan de Eurovisión en el siglo XXI-, Marianne Mirage ha conseguido remontar el ensimismamiento artístico ocasionado por la pandemia -con embarazo posterior incluido- registrando el disco más completo y arrebatador de los cuatro que lleva lanzados hasta la fecha.

Tras el incipiente "Quelli Come Me" de 2016, el muy explosivo "Vite Private" de 2019 -este orientado al disco-funk de lentejuelas, entre los Daft Punk de "Get Lucky" y Raffaella Carrà: no se pierdan ahí incontables reclamos como "Sul mio divano", "Tutto", "Un altro diavolo" o "Phil Morris blu"- y el experimental devenido en chill "Mirage" de 2021 llega este "Teatro" donde la italiana, en un nuevo giro de los acontecimientos, escarba más que nunca en sus raíces musicales de canzone d'autore con Patty Pravo, Mina o Mia Martini en el punto de mira, mezcladas con pop barroco sesentero de alta alcurnia.




Empieza y acaba, entre lo pastoral y lo divino, con "Chiudi Gli Occhi" y "La Canzone del Vampiro", que a través de las letras se funden a la perfección con el pulso de nana corajuda en el primer caso y con el sentimiento tenebroso -y de superación- en el segundo. Pero la palma, en este sentido, se la lleva "Iride" con su desatada vena metafórica y su coro de ninfas ad hoc. Más explícita viene a ser "Due Anime" -la letra es una especie de "Han caído los dos" sin tapujos-, la única que acata cierta electrónica -caja de ritmos para ser exactos- con cierto regusto a samba alucinógena, como ya anticipó en cortes del disco anterior como "Manipura".

Más orientadas a la torch song están "Cielo", "Tramontana" ("La esperanza es la última en morir, pero la primera en desaparecer cuando tienes miedo"), mientras "Venere" y "Senza Ridere" terminan de beneficiarse de la rotundidad orquestal, con el marchamo del galope extasiado al que se recurre acertadamente.

Puro teatro.

miércoles, 15 de enero de 2025

Fernando Pellon, "Cadáver pega fogo durante o velório" (1983)

 




Que conste en acta que la recuperación de artistas oscuros con obras escuetas décadas atrás y que, insospechadamente, regresan y vuelven a grabar ya metidos en edades provectas no es, ni mucho menos, monopolio del mundo anglosajón. Ciertamente, los primeros ejemplos que nos vienen siempre a la memoria son de esa órbita, como los casos de Vashti Bunyan, Linda Perhacs, Bob Lind o del recientemente fallecido Ed Askew, pero en otros cosmos se dan patrones muy similares. Si nos vamos al asunto brasileño, podemos echar mano del siempre solicitado Arthur Verocai, de Flaviola, de Carlos Walker, o del personaje que nos ocupa hoy: Fernando Pellon.

Poeta, activista y, en el mundo real geólogo de profesión, el minero -dicho así porque procede de la región de Minas Gerais- Fernando Pellon de Miranda fue un dinámico elemento de la vanguarda paulista de finales de los años setenta, en concreto dentro de colectivo Malta de Areia, que se inspiró en los elementos identitarios más subversivos no solamente del avant-garde del momento en el país, sino del movimiento Tropicalia que una década antes había servido como punto de fuga de lo "alternativo" en su tierra.




Toda esa especie de comuna de artistas plásticos, actores de teatro amateur, escritores incipientes y músicos autodidactas sobre el que giraba Malta de Areia terminó cristalizándose en artefactos tan sugestivos como "Cadáver pega fogo durante o velório", un disco perseguido sin miramientos por la censura en el año de su lanzamiento -recordemos que Brasil, en 1983, aún vivía en una dictatura militar- que fue conformándose a lo largo del tiempo como un soberano disco de culto, cuasi-legendario (no ha sido reeditado en vinilo aún, y en cd conoció una versión limitada semiclandestina con la portada modificada).

El álbum, que debiera haber sido firmado a nombre de dicho colectivo -sus principales colaboradores e intérpretes, de hecho, aparecen en la portada: entre ellos Cristina, una de las tres hermanas de Chico Buarque-, finalmente acabó a nombre de Pellon, que por otra parte era el compositor principal de todas las canciones, regadas con unos textos absolutamente insólitos donde la sordidez, la escatología y la crítica nada velada al sistema ponían el llamativo contrapunto a unas composiciones que incorporaban a la tradición de la bossa-nova y la samba-canção un aire enrarecido, desafiante y, por tanto, único en su especie. 




Con una portada en modo noticiero escabroso, que estéticamente (e incluso musical y líricamente) parece una especie de síntesis de otras como el "Caymmi visita Tom" de 1964 o el "The Big Break" de Willie Colón de 1971, "Cadáver pega fogo" se pone en marcha con "Porta afora", una historia de tremendismo 'lumpen' y enfermedades incurables, con un revestimiento de dulce melodía y delicada ejecución, que la hace por eso mismo verdaderamente perturbadora. Continúa con el desgarrador bolero "Altivez" (de trasfondo, se intuye, sadomasoquista), interpretada por Synval Silva, histórico profesor de la escuela de samba de Rio de Janeiro. "Com Todas as Letras", cantada por el musicólogo Paulinho Lemos, es una pieza que Pellon recuperó para uno de sus discos de retorno -"Moribundas Vontades", de 2016- y una especie de folk nihilista, abiertamente suicida y completamente antisistema: "Blasfemando contra vontade de Deus/Contra a Pátria e a Propiedade" que, sospechamos, no sería precisamente del gusto de los cuervos que supervisaban este tipo de obras.

En clave de 'samba de roda' risueña sigue "Carne no Jantar", interpretada por el mítico percusionista carioca Nadinho da Ilha, que cuenta otro truculento suceso, esta vez de manifiesto canibalismo y de un humor más que negro, con críticas complementarias a la seguridad del Estado: "Eu não quero me envolver com a polícia". Después va "Cicatrizes", otra de amor turbulento, regrabada por el propio Pellon en 2024 con un éxito inusitado en lo que parece el avance de un inminente lanzamiento. En "Tal como Nazareth", de reminiscencias psicoanalíticas, Fernando Pellon nombra al histórico psiquiatra Juliano Moreira y al no menos mítico pianista Ernesto Nazareth otorgando a este corte, con dichas referencias, el plus erudito. El pellizco ligeramente de samba-disco de "Vã Esperança" corrobora lo que constatamos respecto a la lírica de Pellon: "Nunca gostei de eufemismo (...) terminologia evasiva", y es que metaforizar el amor con la lepra desde luego es todo menos andarse por las ramas. Tras "Prazer Qualquer", cantada por Cristina Buarque y que retoma la vena más de cantautor (y de bolero) el disco concluye con la trepidante "Flores de Plástico ao Amanhecer", de nuevo con Nadinho a la voz principal, y un texto mortuorio, de una ironía más que punzante y sin remilgos.





Como decíamos al principio, Pellon publicó la continuación de "Cadáver pega fogo" casi treinta años después: "Aço frio de um punhal" (2011) supuso una vuelta inesperada pero muy satisfactoria, a la que le han seguido el citado "Moribundas vontades" y "Medula e osso" de 2023, demostrando que su autor no ha perdido ni mucho menos mordiente por el camino. La fórmula sigue inalterable con esa mezcla de textos crudos pero extraordinariamente construidos y de amor sincero por las fuentes clásicas en el apartado sonoro.

Nuestro territorio favorito sigue apareciendo como un pozo sin fondo del que no paramos de aprender, de entusiasmarnos y de sorprendernos. Así lo certifica este tesoro discográfico bajo la dirección de Fernando Pellon, otro de nuestros grandes "malditos".