El magazine digital Canino dejó de actualizarse en 2020, pero hasta hace bien poco todavía podía consultarse todo su contenido en la red. Al darme cuenta de que esto último ya no es así, decido recuperar para el blog los siete artículos que escribí para ellos. Cuelgo los contenidos íntegros con muy puntuales correcciones, fotos diferentes de las que acompañaban la publicación original y, en los casos donde así sea, con otros vínculos de videos si los que se insertaron en su día ya no están disponibles.
La siguiente reseña se incluyó en la sección "Películas increíblemente extrañas" de la citada web.
El estreno de “Hail, Caesar!” y los veinte años de “Fargo” (acontecimiento y efeméride de 2016) son dos buenas excusas para rebuscar en la filmoteca y traer a colación “Nightfall”, el interesantísimo noir de 1956 firmado por Jacques Tourneur que, de alguna manera, comparte con el clásico noventero de los hermanos Coen algunas pistas sobre una puesta en escena donde la nieve es siempre de una pureza bastante engañosa.
La distancia por carretera entre Moose (en el estado de Wyoming) y Fargo (Dakota del Norte) es de aproximadamente catorce horas –en avión algo más de cuatro-, pero algunos se llevan preguntando un tiempo si el trayecto cinematográfico no está, sin embargo, aún más próximo entre ambos puntos de lo que al resto le podría parecer a simple vista. En la primera localización el director francés Jacques Tourneur (responsable de obras maestras como “La mujer pantera”, “Yo anduve con un zombie”, “Retorno al pasado” o “La noche del demonio”) nos invita a un día campestre de caza y pesca interrumpido bruscamente por la aparición en lontananza de un coche que, a gran velocidad, acaba saliéndose de la carretera, estampándose en un arcén muy cerca de la nieve que inunda prácticamente todo el paisaje. Del automóvil salen dos hombres, portando uno de ellos un maletín que, pocos segundos después, sabremos contiene una importante cantidad de dinero. Llegados a ese punto no sería difícil imaginar a Steve Buscemi y Peter Stormare (la pareja de secuestradores de “Fargo”) saliendo del futuro para repartirse el botín del suegro de Jerry Lundegaard y teniendo este percance del que quien sale herido es, sin embargo, el intérprete de innumerables westerns y películas bélicas clásicas Brian Keith.
En “Nightfall” –basada en la novela homónima de David Goddis, quien a través de otra de sus obras diera pie para el guion de un clásico como “La senda tenebrosa”- no se habla de un rocambolesco rapto, sino del asalto a un banco cuyo trofeo acaba, por un despiste, en poder de dos excursionistas, acabando uno de ellos minutos después finiquitado y haciendo del superviviente –el artista James Vanning, interpretado por el impertérrito Aldo Ray- un anti-héroe de la misma calaña que William H. Macy en la película de los Coen, al que le sobrepasan los acontecimientos dé el paso que dé.
Es importante resaltar también la ambivalencia que subyace en la relación de la pareja de malhechores de “Nightfall” en la que, llegado un momento –no diremos cuál- la convivencia salta por los aires dando lugar a un receso clave cara al desenlace de la trama, muy en la línea de la connivencia desatada de los delincuentes de “Fargo”. Todos ellos responden al estereotipo que les ha sido encomendado: duros, peligrosos y hasta sádicos, pero con una desconfianza hacia su respectivo socio que sacará a la luz toda su amoralidad y desprecio por el compromiso previo.
“Nightfall” también tiene un tercer vértice representado por la ley. No es una oficial de policía de un estado vecino como en “Fargo”, sino un agente del seguro del banco donde se cometió el robo, que vigila con la misma tenacidad y detallismo que Frances McDormand, oficiando de sustitutivo de una hipotética voz en off, mostrándonos la cotidianeidad desde el lado de la restitución del delito.
Publicado en Canino el 22 de marzo de 2016
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