viernes, 20 de julio de 2018

Diez años en Vailima: Discos 2008-2018 (II)





Brilliant at Breakfast – “Being Verbose Is Easy, Being Verbose Ain't Easy” (Susy, 2011)

Sexteto de indie-pop catecúmeno de un lugar en apariencia tan insospechado –para el pop- como Yogyakarta, en Indonesia. “Being Verbose Is Easy, Being Verbose Ain’t Easy” llegó para llamar seriamente la atención de los fans empedernidos de Sarah Records y -sobre todo- de los que reconocen la cátedra involuntaria de Marine Girls en ese pop esquemático y nostálgico de temple doméstico o palidez ausente. Un disco que es toda una delicia y que debería traspasar océanos. Más información aquí.





Cathy Claret – “Solita por el mundo” (Warner Spain, 2015)

La máxima embajadora del pop canastero volvía a mitad de la década después de un hiato demasiado prolongado para entregar otra obra magna y atemporal, quizá la mejor desde su debut de 1989. Una producción de lujo para unas canciones concluyentes y ponderadas entre el flamenco-pop elegante, la chanson francesa, la bossa y ciertas concomitancias con la sensibilidad del j-pop, donde se transpira a cada instante cariño y una personalidad fuera de toda duda. Alguien que, como se deja translucir ya desde el título del álbum, siempre fue a su aire y marca sus propias leyes en cada momento. Normal que en Japón anden entusiasmados con ella: por esas latitudes suelen apreciar casi mejor que nadie las excelencias del pop ‘deluxe’. Aquí en Spotify.





Charlie Hilton – “Palana” (Captured Tracks, 2016)

El primer disco en solitario de la frontgirl de Blouse –irrelevante pop de guitarras a la manera de los últimos ochenta- apuesta por una mayor sutilidad y ambivalencia de registros. Trish Keenan, Nico, Beach House, Debbie Harry o Maureen Tucker desfilan, espectrales, por sus surcos, desembocando en un contoneo country-pop con la ayuda de Mac DeMarco. Todo este tonto encantamiento sigue perdurando. Más información aquí.





Cigarettes After Sex – “Cigarettes After Sex” (Partisan, 2017)

El hype dream-pop por antonomasia del último decenio: no se puede explicar de otra manera la impenitente publicidad de cada entrega de Greg González desde el primer ep. Afortunadamente, al encararse al debut en formato grande se desvanecen todas las dudas y cualquier escepticismo. Las canciones triunfan en su medido tradicionalismo, y sus melodías acarameladas terminan convenciendo hasta al más reticente. Más allá de esto, a lo que más recuerdan es a los infravalorados Arco -¿alguien por ahí que conozca su fantástico “Coming To Terms” (2000)?-, entre otras cosas por un registro de voz equívoca muy en consonancia con el de los londinenses. Pueden acabar siendo algo así como unos Franz Ferdinand de lo tristón, pero de momento les mostramos el pulgar hacia arriba. Aquí su bandcamp.





Cohete – “Cohete” (Micro Macro, 2009)

Más allá de premisas familiares inoculadas en su currículum como grupo (la estirpe de los Godino), su sonido se ha terminado de afianzar a base de moldear una argamasa compuesta por variadas y afinadas influencias de dejan a las claras su coherente y variado criterio. Y es que ya no vale con (sólo) echar mano de los hermanos mayores, Patrullero Mancuso, para solventar la aproximación a su modus operandi. Pellizcos skatalíticos -vía ‘nueva ola’- que trufan buena parte del minutaje del disco, gracias a la potenciación de esa sección de viento que se ha convertido en el abalorio principal del grupo. Las fanfarrias beatleianas, tanto en las voces como en los metales, y las tiernas melodías preñadas de las ínfulas de un Syd Barrett época “The Madcap Laughs” se hacen presentes. El music-hall castizo... Más información aquí.





Computer Magic – “Spectronic” (autoeditado, 2011)

Junto con el recopilatorio de ultra-rarezas japonés explícitamente bautizado como “Super Rare” (Channel 9, 2017), este es el mejor muestreo –aquí en formato ep- hasta la fecha de Danielle Johnson, la última –y prolífica- superheroína del retro tecno-pop juguetón, añorante de cintas VHS, ciencia ficción chillona y oscilaciones sentimentales. Como suele pasar tantas veces, el ímpetu, el descaro y la frescura iniciales han dado paso en los últimos tiempos a un convencionalismo estilístico que la puede hacer diluirse entre tanta aspirante a los focos alrededor del género, pero en cualquier momento puede darnos muchas más alegrías. Yo no la perdería de vista. Aquí en Spotify.





Cristalli Liquidi – “Cristalli Liquidi” (Bordello A Parigi, 2017)

El proyecto estrella de Bottin, productor y músico que le hace a casi todo: house, nu-disco, italo, breakbeat, future-funk… Con Cristalli Liquidi, desde 2012, ha venido entregando casi todos los años una muestra normalmente en formato versión incluyendo, entre otras, sorprendentes lecturas del “You Wanted A Hit” de LCD Soundsystem –“Volevi una hit”, que supera ampliamente la original de Murphy– o del “Incubo Assoluto” de los pop-rockeros Stadio, combo triunfante en la década de los ochenta. Todos esos sencillos previos, junto con nuevas composiciones, fueron reunidas a posteriori en este álbum fascinante: minimalista, sofisticado, nuevaolero y divertido a partes iguales, incluyendo joyas inéditas como “Assolvi Lei”, que parece compuesta por el simpar Franco Battiato, o contando con colaboradores insignes como Alexander Robotnik [extraído de mi especial retrowave en Caninomag]. Aquí su bandcamp.





Cristina Lliso – “Si alguna vez” (GASA, 2012)

Quince años después de la despedida de uno de los mejores grupos españoles de la historia –y de los que mejor han envejecido con el tiempo-, Esclarecidos, su vocalista Cristina Lliso reapareció debutando en solitario sin apenas hacer ruido, con la habitual modestia y la intrínseca discreción que siempre han caracterizado a la madrileña y, por ende, a su formación histórica. Después de un final un tanto frustrante de aquel grupo, sorprendentemente precipitado hacia los cantos de sirena del estomagante trip-hop, Cristina, por fortuna para todos, restituyó la elegancia clásica de Esclarecidos al siglo XXI, haciéndose cargo de las letras –algo casi inédito hasta ese momento-, entre la cotidianeidad y el doble sentido, para completar un pop otoñal que nunca conocerá fecha de caducidad. La patente demostración de quién estuvo siempre delante del mejor pop adulto en España. Aquí en Spotify.





Damon Albarn – “Everybody Robots” (Parlophone, 2014)

Nunca fui muy fan de Blur, aparte de momentos puntuales. Por supuesto nada de Gorillaz. Pero sí que hay dos discos del líder de ambas formaciones que nunca han dejado de fascinarme. Hablo del único álbum hasta la fecha de The Good, The Bad & The Queen (el supergrupo con, entre otros, Paul Simonon) en 2007 y de este “Everybody Robots” que es, oficialmente, su primero en solitario. Ambas grabaciones comparten de alguna manera esa concepción casi líquida del pop sintético de apariencia liviana que se mueve entre cierta experimentación controlada siempre bien sujeta al formato canción (brit)pop de toda la vida. Los efluvios de Madness, XTC o The Colourfield siguen ahí, y el tono melodramático y nocturno de buena parte de las piezas incluidas en él le da una atmósfera intransferible. Hits irresistibles marca de la casa –“Mr. Tembo”- y la sensación general de unas canciones que arrancan como esbozadas pero que milagrosamente van cogiendo un cuerpo inmejorable. Aquí en Spotify.





David Bowie – “Blackstar” (RCA, 2016)

A ver, no es “Les Marquises” o “Beyond the Sun”, discos terminales que acongojan de principio a fin en su inminente –y casi insoportable- coqueteo con el tánatos. Pero no deja de ser una más que loable despedida de quien lo fue todo en el mundo del rock y que venía arrastrando desde hacía ya demasiados lustros una carrera un tanto discreta. ¡Qué demonios!, no todos los días salen a la luz gemas del calibre de “’Tis a Pity She Was a Whore”, “Dollar Days” o “I Can’t Give Everything Away” y que SOLO A ÉL le salían perfectas. Mayor Tom no podía dejar este planeta sin activar su última jugada maestra: un disco con todas sus claves –las mejores- a flor de piel, con una estética rotunda y la magia revivida. Post-pop-glam-punk a ritmo de jazz cibernético y apocalíptico. Triunfo total en la foto finish de una existencia tremenda. Aquí en Spotify.




  
Deerful – “Peach” (Where It’s At is Where You Are, 2017)

“Peach” ayudará a los más escépticos a congraciarse con ese sub-género tan insípido y embobado como suele ser normalmente la indietrónica. Con Winston, afortunadamente, los loops planeadores de bajo coste sirven para mucho más que para disfrazar la precariedad melódica habitual de impostura indolente. Despejando poco a poco su querencia inicial por The Magnetic Fields o por la franquicia sonora japonesa –picopop de 8 bits y techno kayō- surge oscura y contenida tensión recubierta de acertado remanente ochentero. Buenas lecciones de un pop en apariencia menor pero gigante en prestaciones. Aquí su bandcamp.





Destroyer – “Kaputt” (Merge, 2011)


Irregular, excesivo, presuntuoso… el homenaje de Dan Bejar al sophisti-pop de los ochenta –al menos en el sentimiento- estuvo a punto de saldarse como uno de los grandes fakes de la última década, pero piezas como “Chinatown”, “Savage Night at the Opera”, “Suicide Demo for Kara Walker” y, sobre todo, la propia “Kaputt” (¿el mejor hit de los 2010?) le mostraron en un momento de forma fastuoso con una grandilocuencia finalmente asumible y una sensualidad contagiosa. Y en esas sigue estando siete años después. Además de a Bryan Ferry o a Steely Dan a lo que más recuerda –esos saxos…- es al “Andromeda Heights” de Prefab Sprout. A pesar de su ya dilatada trayectoria, podemos considerar a Bejar casi un ‘one album wonder’. Huelga decir que ni “Poison Season” ni “ken” pudieron hacerle reverdecer laureles de nuevo ni de lejos. Respecto al último de ellos, seria conveniente que alguien le dijera a Bejar –y ya de paso a Ben Watt- que emular los solos de Mark Knopfler jamás fue divertido… Aquí en Spotify.

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