martes, 31 de julio de 2018

Diez años en Vailima: Discos 2008-2018 (y XII)






Twin Shadow – “Forget” (Terrible-4AD, 2010)

Caso paradigmático de buena parte de las trayectorias de los artistas del siglo XXI: un primer disco que irrumpe con una fuerza y un rendimiento notables para irse desinflando en las siguientes producciones. George Lewis Jr. sorprendió a propios y extraños con un comienzo apoteósico que todavía parece complicado que pueda llegar siquiera a igualar. No resulta del todo fácil pormenorizar “Forget”: es un disco eminentemente urbano que fusiona con mucha sagacidad influencias dispares tanto de la música negra norteamericana –soul, r&b, New Jack Swing- como del post-punk más versátil y escurridizo, con el mérito de conseguir en la vinculación la cuadratura del círculo. La clave está, además, en que “Forget” tiene una serie de canciones cruciales hechas en muchos casos con materiales casi de deshecho: “When We're Dancing”, “Shooting Holes”, “Castles in the Snow” o, sobre todo, “At My Heels”. Aquí en Spotify.





Various Artists – “Sky Girl” (Efficient Space, 2016)

La importancia de un disco así estriba, además de en la frescura y calidad de la mayor parte de las canciones que lo incluyen, en su carácter de formato ideal para presentes y futuros usuarios. Las compilaciones siempre han funcionado, pero ahora lo van a hacer mucho más: el oyente del siglo XXI va a ir prescindiendo paulatinamente de los discos temáticos de un solo artista, sobre todo si este excede un mínimo aceptable de duración. La cantidad de música y la velocidad con que aquella se consume exige seleccionar materiales más inmediatos y también camaleónicos como este “Sky Girl”. Dicho esto, se podrían destacar aquí muchas cosas de este conglomerado de artistas ocultos e inexplorados. Linda Smith, por ejemplo, funde el espíritu de los folk singers de los últimos sesenta con el de Young Marble Giants; One o Gay Davenport recuerdan al mejor pop de dormitorio –el primer Ben Watt, Bill Pritchard-; y Joe Tossini and Friends suenan a crooner de crucero de bajo presupuesto –esas cajas de ritmos-. También hay soft-pop, experimentos tecno, folk-blues… quizá es una selección muy dispar, pero es lo que reserva el porvenir. Aquí su bandcamp.





Various Artists – “Pop Makossa: The Invasive Dance Beat of Cameroon 1976-1984!” (Analog Africa, 2017)

Hay mucha vida más allá de Manu Dibango. Destacan sobremanera el afro-pop de Bill Loko –esos irresistibles teclados verbeneros-, el calypso electrónico de Pasteur Lappé, el carnoso funk de Olinga Gastono o el ímpetu disco-merengue de Eko. Otro gol por la escuadra a cargo del mejor sello del planeta. Suculenta y proporcional sucesión de música de baile vibrante que apenas deja respiro. Aquí su bandcamp.





Various Artists – “Space Echo: The Mystery Behind the Cosmic Sound of Cabo Verde Finally Revealed!” (Analog Africa, 2016)

1968: un día cualquiera un grupo de campesinos caboverdianos descubre un barco abandonado con un buen número de cajas con instrumentos electrónicos –moogs, hammonds- de primerísima generación. De dicho hallazgo se beneficiará principalmente el funaná hasta entonces tocado en la zona con una barra de hierro y un acordeón. Estas canciones de muestra salidas de semejante acontecimiento fueron publicadas en pequeñas tiradas por modestos sellos formados entre los setenta y ochenta por gestores y empresarios exiliados en aquellos años a Portugal, Holanda o Francia, bajo la supervisión del músico, productor y arreglista Paulino Vieira, el auténtico gurú artístico del momento. “Space Echo” tiene dance-pop, soul-funk, forro brasileño, pilan katuta, rumba, merengue africano y proclamas marxistas y anti-imperialistas. Ambrosía hipnótica para los sentidos con aquellos primerizos sintes transformándolo todo. Más información aquí.





Various Artists – “Synthesize the Soul: Astro-Atlantic Hypnotica from the Cape Verde Islands 1973-1988” (Ostinato, 2017)

Complementario a “Space Echo” –repiten Abel Lima, Tchiss Lopes, Americo Brito, José Casimiro o el gran Dionisio Maio, pero no se duplican canciones-, y esta vez no publicado por los alemanes de Analog Africa sino por los neoyorquinos de Ostinato, ahonda en el revolucionario sonido del funaná de la época –yuxtapuesto con afrobeat, kizomba o samba- barnizado con guitarras y bajos eléctricos y sintes desenfrenados. Aquí su bandcamp.





Vashti Bunyan – “Heartsleep” (FatCat, 2014)

No suponiendo ninguna sorpresa para yonkis de la de Newcastle, el disco satisface las expectativas porque ahonda en su férreo compromiso facultativo y en la delicadeza de sus formas, elevando la cotidianeidad a categoría de excepcionalidad poética. Pop intimista y refinado casi hasta la náusea –dejemos ya de hablar de folk-, cajitas de música de las que será imposible prescindir pues cada una de ellas contiene la intuición de un rito atávico: el brinco repentino del corazón. Más información aquí.





Via Tania – “Via Tania And The Tomorrow Music Orchestra” (Narooma, 2015)

Tania May-Bowers resuelve con nota la eterna disyuntiva entre vestidos amplios con los que vestir melodías ajustadas pero prometedoras y uniformes básicos que dejen todo el protagonismo a la voz. Impresionismo a la manera de la Virginia Astley con la pátina académica de Owen Pallett. Impecables estampas con algo de swing inaprensible, orgullosas de su acabado e identificadas con una belleza etérea exenta de histrionismos desesperados y ostentaciones hundidas en la digresión. Más información aquí.





Video Age – “Pop Therapy” (Inflated, 2018)

Scritti Politti, Dislocation Dance, Donald Fagen, los Gang of Four más bailables, el Prince más nuevaolero… Ray Micarelli y Ross Farbe se han empollado muy bien el sonido de la FM de los setenta y principios de los ochenta sin dejar de mirar de reojo el post-punk más transversal. El fruto es una golosina de cándido e irresistible retro-sophisti-pop que no hace más que permear en el espíritu. Aquí su bandcamp.





Vio/Miré – “You Will Spending Time Outdoors, In The Mountains, Near Water” (autoeditado, 2014)

Vienen desde Providence, cuna de todo un emblema del fandom como H.P. Lovecraft, pero los títulos de sus canciones se acercan en cambio al panegírico sobre ecologismo y vida campestre mientras gastan la intensidad en los tiempos muertos y en cortejos al silencio: hasta suenan combates de grillos o vientos ancestrales entre acordes delicados y concisos. Juegos de voces a la manera de Alan Sparhawk y Mimi Parker o con el sosiego impenitente de un Neil Halstead como referencias. Más información aquí.





Yonlu – “A Society In Which No Tear Is Shed Is Inconceivably Mediocre” (Luaka Bop, 2009)

Mito nacido y fenecido en la era del doble click, de los estudios portátiles y las descargas inmediatas, en Vinicius Gageiro Marques funciona esa mórbida atracción por los espíritus incompletos pero arrolladores en cualquiera de las formas en que estos vengan equipados. Trascendió, tras su tempranísima muerte, del reducto de un forum como tantos otros hacia otro espacio que quizá él mismo nunca habría llegado a imaginar: Luaka Bop, la escudería de David Byrne. Certeros experimentos sonoros con la indietrónica o el hip-hop, a canciones como puños influidas por el pop independiente de los noventa, el folk o la bossa nova. Canciones que sobrevuelan como caricias y que le dan ese plus de grandeza que se necesita para ir despejando dudas: estremecedoras, vulnerables, milagrosas. Más información aquí.





Zé Luis – “Serenata” (Lusafrica, 2012)


Su historia es ilustrativa de la de la mayoría de los músicos de Cabo Verde, empezando por la añorada Cesária Évora. Lleva cantando en bares, porches y plazas desde principios de los ochenta pero los escasos recursos unidos quizá a una más que ligera indiferencia a la hora de entrar a un estudio han hecho que su primer disco, “Serenata” -de una finura apabullante y desprendiendo un cariño sólo al alcance de los mejores-, viese la luz con un Zé Luis ya maduro y sobradamente sensato.  Incluye su versión de "Ganha Gasta", popularizada por emblemas de la región como Bana o Djosinha. La reformulación del romanticismo más desnudo. Más información aquí.

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