jueves, 26 de julio de 2018

Diez años en Vailima: Discos 2008-2018 (VIII)





Molly Drag – “Deeply Flawed” (Hellur, 2015)

Dream-pop con alma punk en un despampanante tour de force -20 canciones- que bien parece el grito desesperado de alguien atrapado en una gruta inaccesible soñando con paisajes lunares y fantasmas personales. Como un Patrik Fitzgerald conspirando al lado de Bark Psychosis y los primeros Mercury Rev. Es un disco (denso) que exige atención y tiempo –por tanto en las antípodas del tipo de objetivos y resistencia de un oyente actual-, pero la propuesta de Michael Hansford recompensa y acaba atrapando. Aquí su bandcamp.




  
Molly Drake – “Molly Drake” (Bryter, 2011)

De acuerdo, si no fuera quien es seguramente no hubiera tenido apuntado el foco de atención como lo tiene. Pero hay un tic tac que resuena durante todas las piezas de esta entrega inesperada: por una parte la inspiración directa hacia un pequeño Nick Drake –con todo lo que ello conlleva- y por el otro la autonomía de una inusitada personalidad regalando arrullos como flores que jamás se marchitarán. Impagable. Aquí en Spotify con la reedición extendida.





Natsu Summer – “Hello, future day” (P-Vine, 2017)

Del punk-rock de los noventa con Mummy the Peepshow al pop inteligente y dúctil del presente. Y del lovers rock electrónico de los ep’s previos a la reactualización del city pop ochentero con sonoridades prestadas de cierto vaporwave. Ritmos calientes y festines de synth-pop enhebrados con cadencioso primor. [extraído del post (Más) discos recomendables de pop japonés.





Negicco – “Melody Palette” (T-Palette, 2013)

Una de las sensaciones dentro del fenómeno teen nipón en la última década. Mezclan todo tipo de influencias para la pista de baile con absoluta desenvoltura, logrando una concatenación de dianas pop deslumbrante. Canciones PERFECTAS de innegable aroma shibuya con arreglos soul en la línea del “Shout To The Top” de The Style Council, Barry White vía Lisa Stansfield, pero también en la de Stock, Aitken & Waterman, del rap melódico y, en general, de un delicioso dejà vu de los sonidos de finales de los ochenta y principios de los noventa. [extraído del post Discos imprescindibles del pop japonés (V).





Neuza – “Flor di Bila” (Lusáfrica, 2013)

Pertenece más bien a la “nueva ola” de figuras femeninas procedentes de Cabo Verde como Mayra Andrade, Nancy Vieira o Jenifer Solidade. Combina con inusitado poderío y franca consistencia géneros tan secretamente concatenados como la coladeira, el fado negro o morna, el funaná, la escuela sambista o el folk-pop transnacional que busca presencia y pide paso internacionalmente más allá del ámbito lusófono. Letras en torno a la nostalgia, el trabajo, la potencia medioambiental, el culto sobrenatural o directamente a las ganas de vivir, dentro de un marcado costumbrismo bastante lejos de ser impostado. Música encendida más allá de coartadas especulativas y acomodaticias. Más información aquí.





Nick Cave & The Bad Seeds – “Skeleton Tree” (Bad Seed-Mute, 2016)

Después de un considerable tropezón creativo –el mediocre y pragmático “Push the Sky Away” (2013)-, el autor de “The Mercy Seat” entregaba un disco expansivo a nivel sonoro pero insondable a nivel lírico. Más cercano a álbumes de crooner mortuorio como “The Good Son” (1990) o “The Boatman's Call” (1997) que a los latigazos punk-rock-blues de otras épocas y otros estímulos, “Skeleton Tree” contó con el impulso -mediático- morboso en el momento de su publicación de la muerte de uno de sus hijos apenas un año antes, aunque las canciones ya estuvieran previamente compuestas al fatal suceso y casi listas para su publicación. Por eso es importante aislar la tragedia real del valor intrínseco de un disco que da la medida del mejor Nick Cave –ese con el que muchos seguimos creciendo, reflexionando y madurando, el que aún es capaz de sacarse de la manga barbaridades como la canción homónima-, independientemente de las circunstancias y de los golpes del destino. Aquí en Spotify.




  
Nouvelle Phénomène – “Glory of Romance” (Other Voices, 2013)

Con el fin de rememorar mestizajes entre el italo-disco y el eurodisco o el tecno-pop a la francesa nada mejor que viajar a la inesperada Hungría para deleitarnos con un synthpop enigmático no exento de fuste pizpireto que lo entronca con el reciente retrowave. Nouvelle Phénomène son los responsables de un único álbum que se revela además como uno de los trabajos más completos y consistentes el penúltimo pop electrónico. [extraído del infome retrowave publicado en Caninomag]





Nunzio Fattini – “Album Primum” (autoeditado, 2009)

Si su anterior proyecto, Fanuelle, se acercaba a otros episodios de pop de altillo como “Rebellion” de Harvey Williams o los Go-Kart Mozart más tiernos (es decir, el clasicismo de uno sumado a la chifladura de los otros), lo de Nunzio Fattini abogaba por subir algún peldaño más en sofisticación. Como Bryan Ferry con pijama y algo de resaca: sonido de saxos, teclados que pretenden ser ora reverberantes ora henchidos, cadencias de bossa nova y una voz con su punto irritante. Un gran ‘disco perdido’: ¿alguien que se atreva a plastificarlo?. Más información aquí.





Orlando Gloom – “David in the Void” (Birthday Tapes, 2017)

Dave Shaw –nombre real- es una especie de Momus del siglo XXI que practica pop electrónico por necesidad y, seguro, por convencimiento. Un Juan Palomo que no desentonaría en absoluto en el catálogo del sello Arbutus, por proximidad geográfica y estética. El dibujo melódico “a una sola mano” de los primeros Depeche Mode, el maridaje entre el primer John Maus y The Russian Futurists , la pátina diamantina de (cómo no) Future Bible Heroes o la melancolía industriosa de New Order, entre teclados ora vaporwave ora shoegaze, pueden servir como pistas para describir su propuesta. Más información aquí.





Orwell – “Continental” (Europop 2000, 2011)

Estos franceses son unos auténticos magos de la orfebrería pop y “Continental” su indiscutible obra maestra. Cantado mayoritariamente en inglés –también suelen darle a su lengua natal-, cada pieza que lo incluye es una joya de impecable acabado que sabe integrar pespuntes electrónicos con suficiencia y devoción dentro de un pop clásico –The Beach Boys, Bacharach- con vocación señorial –cuerdas, xilófonos-. Lo que llevan persiguiendo formaciones como The High Llamas o Wild Honey y todavía andan lejos de conseguir. Aquí su bandcamp.




  
Otto – “Ottomatopeia” (Press Pass, 2017)


Figura clave del rock nordestino del último cuarto de siglo –primero con Mundo Livre S/A-, Otto Pereira de Cordeiro continúa en pleno work in progress hacia un pop equilibrado más preocupado por el formato canción que por injertar de manera forzada estilismos -samba mutante, chill out incandescente y asimilación hip-hop que ya van quedando atrás en su forma de hacer-. En “Ottomatopeia” hay piezas en la línea de Tribalistas, densidad post-punk a la manera de Magazine, rock mestizo entre Los Rodríguez y Los Fabulosos Cadillacs, son y hasta bolero. Más información aquí.

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