miércoles, 25 de julio de 2018

Diez años en Vailima: Discos 2008-2018 (VII)





Low – “C’mon” (Sup Pop, 2011)

Todo en su sitio: en la justa medida y con la tensión químicamente adecuada. Aires de villancico –"Try to Sleep”-, magma quintaesencial intrínseco a su escuela cortesía de Mimi Parker –Witches- o con el binomio Sparhawk-Parker a pleno rendimiento –“Nightingale”-, además de canciones con vocación de clásico instantáneo –“"Something's Turning Over"- en lo que es, hasta la fecha, el último gran disco de los de Duluth, un grupo que va dando muestras de genio ya con cuentagotas. Aquí en Spotify.





Mac DeMarco – “2” (Captured Tracks, 2012)

Mucho más que el Jonathan Richman del siglo XXI, Vernor Winfield McBriare Smith IV consiguió con “2” que las guitarras y el sonido aparentemente destartalado –como de vieja cassette- volviesen a molar. New wave oblicua con “Freaking Out the Neighborhood” directa a la posteridad. Este disco no fue producto de la casualidad, y ahí está “This Old Dog” (2017) –donde resurge bastante crecidito artísticamente- para poner las cosas difíciles a la hora de tomar una decisión al respecto. Aquí su bandcamp.





Magazine – “No Thyself” (Wired, 2011)

El retorno de los retornos. Howard Devoto y compañía volvieron después de 30 años exactamente para poner de nuevo a 0 el contador del post-punk y, de paso, mandar al basurero de la historia a toda la camarilla del revival de dicha corriente a principios de siglo. No hace falta escuchar más que el primer minuto de “Do The Meaning” para darse cuenta de que con “No Thyself” –¡portada de Odilon Redon!- el orden –difícilmente imitable- queda reestablecido al fin. Y quien no sienta un escalofrío por la espalda cuando llega “Burden of a Song” –con sus subidas y su proverbial lava mercurial- es que nunca le ha gustado realmente Magazine. Aquí en Spotify.




  
Magda Umer – “Noce i Sny” (MJT, 2010)

En sus comienzos podía recordar indistintamente a damas del pop francés como Françoise Hardy y a otras del otro lado del Atlántico –Maysa, Nara Leão-. En “Noce i Sny” ha hecho el viaje de vuelta más que de sobra para ratificarse como una de las básicas de la poesía cantada polaca. Piano, acordeón o cuerdas al servicio de la sinuosidad y galantería de sus melodías, homenajes incluidos –el “Love in Portofino” de Buscaglione a la cabeza-. Aquí en Spotify.





María Arnal & Marcel Bagés – “45 cerebros y 1 corazón” (Fina Estampa, 2017)

Sus cuatro primeras canciones certifican uno de los arranques más sobrecogedores y rotundos de la música española en mucho tiempo. Post-flamenco y letras post-15M urdiéndose entre noise-rock atemperado, Björk –“Jo no canto per la veu”- y María del Mar Bonet. Con una María Arnal, de momento, más desbocada y creíble que Silvia Pérez Cruz. Aunque en la recta final del disco se les nota un tanto desfondados, incluye “Tú Que Vienes a Rondar”, un clásico de pura magia negra. Mucha tela.  Aquí en Spotify.




  
Marissa Nadler – “July” (Sacred Bones-Bella Union, 2014)

Después de confeccionar La Trilogía de la pasada década –“Ballads of Living and Dying”, “The Saga of Mayflower May” y “Songs III: Bird on the Water”-, y tras un par de discos de transición un tanto desnortados e insuficientes, Marissa Nadler volvía a los orígenes. Esto es: folk fantasmagórico deliciosamente trenzado, que consigue raptar a las primeras de cambio. Además contiene “1923”, una de esas piezas graves y subyugantes por la que cualquier hacedor de canciones quisiera dar alguna que otra parte del cuerpo por componer. Aquí en Spotify.





Mark Kozelek & Jimmy LaValle – “Perils From The Sea” (Caldo Verde, 2013)

Qué tipo este Kozelek. Después de maravillar con los primeros discos de Red House Painters, decidió labrarse una errática carrera en solitario con cosas como discos completos dedicados a AC/DC (tierra, trágame), además de formar un segundo grupo como los sobrevaloradísimos Sun Kil Moon. No para de dar la tabarra, tanto en el estudio como enfrentándose con no muy buenas maneras a su (¿respetable?) público. Yo ya le había perdido la pista hace tiempo, pero alguien de fiar tuvo a bien chivarme sobre este sorprendente “Perils from the Sea” que, entre programaciones sencillas de indietrónica, consiguió remover algo que parecía perdido, volviendo a enamorar prácticamente como en los primeros días, y luciendo como nunca además su excelente voz. Casiotone for the Painfully Alone. Aquí en Spotify.




  
Mestre Cupijó E Seu Ritmo – “Siriá” (Analog Africa, 2014)

El siriá es un afluente brasileño del batuque africano del que Joaquim Maria Dias de Castro (1936-2012) hizo ostentación y jolgorio toda su vida. No en vano publicó en 1974 un disco con este mismo título pero cuyo repertorio en nada tiene que ver con el de este rescate preñado de mestizaje de ritmos nordestinos, cumbia, merengue o calypso. ¡Vibrante! Aquí su bandcamp.





Michael Stasis – “III” (Arbutus, 2015)

“RIP III” –producido por Jorge Elbrecht, correligionario de Ariel Pink- es una sucesión de sketches donde injerencia estilística y escritura deductiva acaban cogidas de la mano. Alan Jenkins, Plastic Bertrand, The Monochrome Set, The Kinks, Syd Barrett, Travis Bretzer o Stephin Merritt desfilan en estas piezas que rompen estructuras clásicas, le dan cosa mala al fuego de campamento y hasta subvierten los esquemas del country. Más información aquí.





Michał Biela – “Michał Biela” (autoeditado, 2014)

Adiós a los resquicios avant-garde de sus experiencias anteriores con grupo. Bajo el paraguas de un folk tan delicado como conciso, las canciones en solitario de este varsoviano recuerdan armónicamente a Sondre Lerche, pero también al amaneramiento intimista de Arco, a los Low más ensimismados o a la austeridad confidencial del primer José González. Más información aquí.





Molly Burch – “Please Be Mine” (Captured Tracks, 2017)


Amamantada entre los tonos sepia del rock’n’roll de los cincuenta y el country más heterodoxo y plañidero. Auspiciada espiritualmente por Patsy Cline. Burch debutó con un ramillete de canciones exquisitamente esculpidas bajo el fervor alfarero de un pop tradicionalista, sentido e imperecedero. Un caramelo retro –Presley, Hawley, Lind- teñido de circunspección. Elegante tesina sobre reverberación y almas rotas, sobre evocaciones y luces mortecinas. Más información aquí.

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