¿Es Souki Urakami la respuesta japonesa a Fievel is Glauque? Podría parecerlo tras una escucha superficial: además del gusto por las armonías intrincadas de fisonomía jazz como sucede con Ma Clément y Zach Phillips, el nipón trabaja igualmente con diferentes capas armónicas que luego encaja como si trabajara con varias piezas Goki, cada una de diferente forma.
Pero la ambición de Souki Urakami (nombre artístico sobre el que se esconde este enigmático compositor) prescinde de la psicodelia del dúo mitad belga mitad estadounidense para lanzarse a las turgentes olas del musical clásico. No en vano esta "Natación Nocturna" (podría ser la traducción del título del álbum) parece por momentos la banda sonora de alguna película perdida protagonizada por Esther Williams.
El funk hipermelódico de la segunda canción, "Hito no dansu", también marca su personal hoja de ruta, inclinándole al shibuya-kei con ínfulas de espectáculo de Broadway. "Hikarikagayaku Niwa", con la participación del emergente Ryuta Muneto, es la que se zambulle al final en las procelosas aguas de la improvisación, con el sonido muy presente del steel drum de Trinidad y Tobago como en el caso de su compatriota Natsu Summer. En "Tsuno o Sagasu Hito", representada en dos versiones diferenciadas, encontramos también esos alardes yatch-pop tan caros a históricos tan dispares como Nona Reeves o Eiichi Ohtaki.
"遊泳の音楽", la segunda muestra larga de su producción es, en el fondo, una especie de compilación de singles previos actualizados y extendidos para la ocasión junto con otras canciones inéditas. Y, desde luego, una de las más atrevidas y triunfantes que nos podemos echar a día de hoy a los oídos.
Souki Urakami interviene en "Butai no ue de", incluida en el álbum de debut de Bitei Matsuki, publicado a finales del año pasado y que aprovechamos para rescatar aquí. "Butai no ue de", con hechuras de rimbombante big band, nació discográficamente incluso un poco antes: en 2022 apareció como single colaborativo entre ambos artistas.
Bitei, abonado como Urakami al anonimato, apuesta por formas estructurales más claras de j-pop tan energético como sentimental, caso de "Anata no Toriko", aunque no renuncia a pasajes de swing-bop -"Persona"- o a baladas de crack en ciernes -"Hitomi"-.
"Jinsei no Ginmaku" y "Kösen", en mitad del disco, marcan los momentos más álgidos y fantabulosos de la colección. La segunda, con sus sintes entrecortados y ultra-rítmicos y una exuberancia tonal gozosísima se alza como el hit soñado. Otra muestra del potencial avasallador de Japón, el territorio que nos marca el camino.